Mujeres PSOE Sumar
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz se abrazan tras firmar un acuerdo para un Gobierno de coalición progresista. Foto: Eduardo Parra / Europa Press
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Pacto PSOE-Sumar, más de lo mismo

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Leo con fruición la larga carta de 48 páginas a los Reyes Magos que se han marcado PSOE y Sumar, tratando de encontrar propuestas concretas y efectivas que piensa llevar a cabo el nuevo gobierno de coalición, si es que se logra la investidura de Pedro Sánchez, cosa que todavía está por ver.

Paso las páginas ansiosa. Todo el texto es una declaración de intenciones y deseos (impulsaremos, promoveremos, potenciaremos, defenderemos, fomentaremos, apoyaremos, y todos los verbos del campo semántico desiderativo), pero poca concreción en cómo se llevará a cabo todo ese desiderátum.

Referencias a la igualdad entre hombres y mujeres solo aparece en la propuesta de una Ley de usos del tiempo en el apartado 2. Más y mejores empleos, con más derechos y mejores salarios, que permita una organización más equilibrada entre hombres y mujeres. En el apartado 3. Agricultura, pesca, desarrollo, reto demográfico y lucha contra la despoblación, se propone promover el acceso de la mujer al sector pesquero y acuícola en condiciones de igualdad a través del Plan 2021-2027.

En el apartado 4. Nuevos derechos sociales para un mayor bienestar, se habla de extender el permiso de paternidad y maternidad hasta las 20 semanas, equiparando experiencias de padres y madres, como si el embarazo lo llevaran indistintamente uno u otro y fuera una cuestión de repartirse equitativamente las semanas de descanso. Sabido es que el esfuerzo del parto que realizan los hombres es el mismo que el que realizan las mujeres, y conviene no poner de relieve las diferencias abismales que representa gestar una criatura para una mujer respecto a lo que representa engendrarla para un hombre. Pero claro, me olvidaba que hoy día se puede ser mujer u hombre a elección.

Agenda feminista

También se dice que se aprobará una Ley de Familias que reconozca y proteja a las diferentes modalidades de familias y que se seguirá progresando en la eliminación de la brecha de género de las pensiones. Al hablar de la Ley de Dependencia, nada se dice de las diferencias que existen en el tiempo de cuidado según sexos. Tampoco se habla de coeducación, más allá del “respeto a la diversidad” y «abordar todos los aspectos que permitan prevenir, detectar, abordar la homofobia, la transfobia, el machismo y la violencia de género, la xenofobia y la discriminación”.

Cuando llego al Apartado 6. España, un referente feminista me digo que aquí encontraré todas las demandas que conforman la Agenda Feminista, pero pronto me percato de mi ingenuidad, pues más allá de “Renovar y blindar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género”, nada se dice de explicar el impacto que ha tenido hasta ahora y cómo se han utilizado los generosos recursos con que se ha dotado, y cómo controlar el correcto uso de estos fondos para lo que han sido creados.

Ninguna referencia a una Ley Abolicionista del Sistema Prostitucional, más allá de anunciar una Ley Integral contra la Trata, con lo que se evidencia que la prostitución no forma parte de la trata, y que por tanto configuraría un “trabajo sexual” según los postulados neoliberales. No solamente no se hace ninguna alusión a la posibilidad de reformar la Ley del Solo Sí es sí vistos los nefastos resultados que ha tenido, sino que se afirma que se “reforzarán los medios para garantizar la aplicación efectiva de la Ley de Libertad Sexual”.

Referente feminista

Se dice genéricamente, sin determinar cómo, que se trabajará para “garantizar que la construcción del conocimiento se haga sin sesgos de género”, aunque ignoramos lo que quieren decir con “género”, visto que actualmente se considera una “identidad”.

Nada se dice de eliminar la Instrucción de 2010 que permite la inscripción de bebés nacidos mediante vientres de alquiler y, por tanto, tampoco se hace alusión de ningún tipo sobre cómo abordar la creciente explotación reproductiva de las mujeres, que, aunque prohibida en nuestro país, acaba siendo una práctica a la que recurren cada vez más personas. Tampoco se menciona ni una sola vez la posibilidad de poner coto a la difusión de pornografía.

En definitiva, el “referente feminista” que se dibuja en este acuerdo es muy diferente al que Puri Liétor ha puesto de relieve en el artículo Simulación Feminista, aportando cifras que contradicen el paraíso terrenal que según el texto firmado ha sido alcanzado gracias al Gobierno de Coalición.

Lo más destacado de este texto es que todo él desprende un tufo posmoderno y neoliberal que asume el discurso de la diversidad, que se hace explícito en el apartado 7. Una España diversa y plural, con más derechos y más libertades que parece escrito directamente por la ministra de Igualdad y sus asesoras. Implícitamente se parte de la Ley Trans –que no se nombra– y se promete trabajar para conseguir la completa “erradicación de las mal llamadas terapias de conversión”, como si en España se estuvieran practicando tales terapias; o para garantizar que “el trabajo sea un espacio libre de acoso o discriminación por orientación sexual, expresión o identidad de género y características sexuales”.

Para las mujeres no augura nada bueno

También se promete impulsar un “Pacto de Estado a favor de los derechos de las personas LGTBI+ y para la erradicación de los discursos de odio y discriminación”. Como si no fuesen suficiente los límites a la libertad de expresión que estipula la Ley Trans, con multas cuantiosas incluso para quienes osen ponerla en cuestión.

Por último, en el Apartado 10. Cultura para crecer en democracia, se apuesta por lograr la igualdad de género efectiva en el deporte, así como la eliminación de estereotipos al abordar estas disciplinas en los medios de comunicación, como si los estereotipos sólo se hicieran presente en el deporte, y no fuesen recurrentes en todos los contenidos culturales. Según este Acuerdo, la Cultura en España se limita al Deporte, eliminando cualquieras otras referencias a las desigualdades y discriminaciones que padecen las mujeres en todos los sectores culturales.

En definitiva, este Acuerdo no solo no aporta ninguna concreción sobre cómo se van a llevar a cabo tales promesas y propuestas, sino que está imbuido de una autocomplacencia insufrible, un autobombo desmedido y una autoindulgencia inmerecida. Y para las mujeres no augura nada bueno.

Juana Gallego

Profesora universitaria