La precariedad laboral «preocupante y ya cronificada» de los profesionales de los medios en España es el motivo por el que nuestro país ha bajado cuatro puestos en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2023 elaborada por Reporteros Sin Fronteras.
Otra cosa curiosa de nuestro sistema empresarial mediático es que son, precisamente, las movilizaciones laborales de los periodistas las que menos presencia tienen en los medios de comunicación. Es comprensible, si hay una huelga que una empresa de comunicación quiere silenciar es la de sus propios trabajadores.
En los últimos meses hubo paros paros unificados en las sedes de Vocento, Unidad Editorial, Prisa y Promecal. Probablemente ustedes no leyeron ninguna noticia de ellos.
El pasado 1 de marzo, los sindicatos mayoritarios en el sector de medios de comunicación, CCOO, UGT y la Federación de Sindicatos de Periodistas convocaron movilizaciones para pedir a las direcciones de Prisa, Vocento, Unidad Editorial y Promecal subidas salariales para las plantillas de la prensa diaria.
En el diario El Mundo iniciaron protestas tras llevar 14 años con los sueldos congelados, con el objetivo de alcanzar un acuerdo con la dirección del diario que se traduzca en una subida salarial y que remita la pérdida de poder adquisitivo -del 25%- que han asumido en los últimos años.
El pasado 18 de abril, los trabajadores del Grupo Vocento (ABC, La Verdad de Murcia, El Diario Vasco, Ideal de Granada, El Correo o Las Provincias de la Comunitat Valenciana) se manifestaron coincidiendo con la celebración de la Junta General de Accionistas del grupo de comunicación. Las plantillas del grupo Vocento afirman haber perdido, en promedio, un 30% de poder adquisitivo en los últimos diez años debido a las contenciones salariales y recortes en las nóminas. Además, en 2020 sufrieron un ERTE, seguido de nuevos recortes del 7% en los salarios en 2021 y 2022.
El pasado diciembre, mientras los directivos de la Asociación de Medios de Información (AMI) celebraba en Madrid su evento anual Claves 2023, con el lema “El valor del periodismo”, los sindicatos CCOO, UGT y la Federación de Sindicatos de Periodistas (FeSP) se concentraban en la puerta para exigir a esa patronal una oferta digna y aceptable en las negociaciones del Convenio Colectivo Estatal de Prensa Diaria. La patronal proponía un ridículo 1% de incremento salarial solo para redactores y sin pagar los atrasos desde el pasado 1 de enero, ninguna subida para las demás categorías y ninguna otra mejora.
El panorama laboral de los periodistas es generalizado: sueldos congelados desde hace años, amenazas de recortes de personal que se cumplen cada año, falsos autónomos, jornadas extenuantes e impago de horas extras… Y todo eso es noticia cuando sucede en cualquier empresa, menos cuando se produce en la empresa que da las noticias.
Se oye mucho hablar de códigos deontológicos periodísticos de las empresas, pero con las condiciones laborales hoy existentes, el único código que se aplica el periodista es el de que lo que haga le guste a sus jefes y accionistas para poder volver a trabajar mañana y no ser despedido.
Hace ya años que el Sindicato de Periodistas acuñó el eslogan “Nuestra precariedad es vuestra desinformación”, como forma de sensibilizar a la ciudadanía la relación directa que hay entre las condiciones laborales de los periodistas y la calidad de la información que recibe una sociedad.
Por eso mismo, hay dos cosas que sería bueno saber de un medio cuando formemos parte de su audiencia: quiénes son los dueños y cuáles son las condiciones laborales de sus periodistas.
Curiosamente son las dos cosas que las empresas de comunicación no dicen fácilmente.
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