Esta sociedad no se asusta ya de nada o lo hace por nimiedades que elevan a categoría, sin prestar atención a lo mollar. La secretaria del Tesoro en EE UU y anterior presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, ha dicho que, o permiten elevar el techo de deuda, o EE UU suspende pagos el mes de junio. Quedan tres semanas y un día. Dicho de otra forma, necesitan emitir más bonos y que los siga comprando la Fed, es decir, monetización de deuda, es decir, fabricar dinero.
Fabricar dinero es la gasolina con la que combustiona la inflación, no los beneficios empresariales. Pero es muy cómoda para los políticos. Constituye el sueño dorado de Carmen Calvo: “el dinero público no es de nadie”. Es una cosa que, cuando se agota, se pide más, como pensaba Zapatero, por mucho que el cascarrabias de Solbes le dijera que eso no era así.
Las palabras de Janet Yellen tienen una gravedad tremenda y algo debe haber cuando suspendió su viaje a Japón y se ha ido a toda prisa a EE UU, intentando presionar al Congreso estadounidense para que apruebe el techo de deuda. Un techo de gasto del que, en España, continuamente se pide su supresión, por parte de Ionne Belarra, o Íñigo Errejón, entre otros muchos.
Coronación y fútbol
Pero, o yo hace tiempo que estoy en otra galaxia (no es descartable en absoluto) o se lanzan avisos de que el apocalipsis está aquí y la gente pasa por completo. Coronación de Carlos de Inglaterra y final de Copa, eso es lo que veo ahora mismo que domina en los medios. Un posible impago de EE UU no es algo que preocupe en exceso. Que el bono USA, considerado el activo financiero más seguro del mundo puede caer, no es tenido en cuenta, pese a las consecuencias que puede acarrear. No hay que insistir en el cuento del pastor y el lobo.
Dicho esto, sólo me queda insistir en dejar claro que: tras la crisis de Lehman Brothers, seguramente los bancos centrales hicieron lo que había que hacer. Evitar un derrumbe global de la economía, inyectando dinero y salvando tanto al sector financiero como a las deudas soberanas de los países. España entre ellas.
Pero, a continuación, hubo una dejación de funciones terrible, en el sentido que deberían haber exigido un programa de reformas profundo, con rigor presupuestario, flexibilidad fiscal y un marco energético sostenible. Reclamar a los Gobiernos políticas que hicieran creer que se devolvería esa deuda comprada y que habría el crecimiento suficiente para respaldar ese dinero fabricado.
Fabricar más dinero
Se hizo lo contrario: fabricar más dinero, subir impuestos, con lo cual el crecimiento ha languidecido y dejar que, de nuevo, la energía marque la geopolítica. Esa geopolítica que, sólo nombrarla, nos asegura precios altos del petróleo, el gas, la electricidad y guerras que el común de los mortales no sabe ni por qué se generan. Otra vez tenemos la necesidad de que existan empresas de Defensa en manos de los estados. Se sabe que son las únicas a las que les va a ir bien con certeza en el futuro.
Creo que, a nuestros gobernantes, e incluyo entre ellos a los bancos centrales, deberíamos exigirles responsabilidades por deterioro patrimonial. Como accionista (bonista) de la marca España, no perdonaré jamás a un presidente como Zapatero que recogió un país sin prima de riesgo y lo devolvió a más de 500 y el paro subiendo a reacción.
Y alucino con que se le entregue el Nobel de Economía a Ben Bernanke, uno de los grandes artífices de las mega inyecciones de liquidez. O a Puigdemont, al que avisaron por activa y por pasiva que, si continuaba con su charlotada independentista, las empresas se iban a marchar de Cataluña, como así ocurrió. La lista sería interminable. ¿Nadie es responsable de nada? Luego, al Autónomo que desgrave dos facturas de más, lo cruje Hacienda.
Las hipotecas
Político que llegue al poder y cause pérdidas a la sociedad, político que debe ser retirado de por vida de lo público. Como mínimo. Basta de aforamientos e impunidades.
Porque, de momento, el Banco Central Europeo (BCE) volvió a subir tipos esta semana, dejándolos en el 3,75%. Está haciendo polvo a los hipotecados y a la financiación de las empresas. La excusa: hay una inflación terrible, que no baja. Es imposible que baje, después de 10 años fabricando dinero. Pues Yellen pide más madera, o se suspenderán pagos al otro lado del Atlántico. Los que han suspendido realmente son los diseñadores de políticas estos años.
