Todos los sectores quieren ser intervenidos por un Ejecutivo, que se jacta de ello, en pleno Siglo XXI. Fernando Sánchez / Europa Press 25/4/2023
/

La propiedad privada, en la agonía: ni un sector de la economía sin su plan nacionalizador

5 Min. lectura

La última marcianada: un observatorio para vigilar los beneficios de las empresas, como si estos fueran algo malo. La energía, la vivienda, la banca, las pensiones privadas, los autónomos… todo cae bajo el mangoneo confiscatorio del Gobierno y si no lo está, bien que lo intentan, en una práctica indisimulada de extraer las rentas del control privado, para pasar al control público. Con especial mención a los pobres autónomos, que son odiados por el Ejecutivo, al ser perros sin collar, que no dependen de la regulación, ni la contratación pública. De esta manera, se reduce hasta la casi desaparición cualquier idea de proyecto personal privado, con la clase media como la gran pagana de esta fiesta. Ganan las élites y los políticos… que son poco menos que lo mismo.

Lo último ha sido la citada (iba a decir) payasada, que bordea lo grotesco: un observatorio para vigilar los márgenes empresariales. Al más puro estilo de los comisarios políticos. Una Nadia Calviño que en su día nos fue vendida como una magnífica tecnócrata europea, con conocimientos económicos y regulatorios de alto calado, está ahora en la carrera desnortada por competir con Yolanda Díaz, Irene Montero e incluso Ionne Belarra, en ataques a la empresa, con mención especial a los beneficios empresariales como causante de todos los males.

Una causa que ellas saben de sobra que es mentira, que no es otra cosa que populismo casposo, pasado de moda ya a mediados de los años 80. Las empresas españolas van peladas. Apenas tenemos compañías grandes, no tenemos medianas de verdad y el impuesto de sociedades son unos 24.000 millones de euros al año. Apenas un 2% del PIB. Ojalá tuviéramos muchos beneficios empresariales: sería una señal de que la economía tira de verdad y de que disponemos de un tejido empresarial granítico, que pusiera verdaderos cimientos al país.

Ni «Observarnos» ni «vigilarnos»

Nadie sabe muy bien qué o para qué es ese engendro, anunciado a bombo y platillo ¡¡en Washington!! y lo malo es que, por un lado, la prensa le ha dedicado espacio a diestro y siniestro, y, peor que eso, ni la sociedad ni la empresa han sabido decirle al Ejecutivo lo que debería ser: usted no tiene que ponerse a “observarnos” ni a “vigilarnos”. Lo que tiene que hacer es dejar en paz a las empresas y dotarlas de un marco estable. Garantizarles la seguridad jurídica, que en España brilla por su ausencia. A las demandas por las renovables y sus embargos vergonzantes en Londres me remito. De Ferrovial, ni hablamos, ya.   

Nadia Calviño y Yolanda Díaz parecen empeñadas en liderar una cruzada contra las empresas y sus beneficios. Han superado en la carrera, aparentemente, a Ione Belarra. Jesús Hellín / Europa Press

Además, este Ejecutivo se ha inventado un impuesto sobre los beneficios a las empresas, más allá del de sociedades, aplicado a la banca y a las eléctricas. Y a las grandes fortunas. Mandó en enero a Bruselas un plan de reforma energética que era un enorme disparate, con precios fijados y la posibilidad de “intervenir” el mercado. La Ley de Vivienda establece topes a los alquileres, subidas de IRPF, y pone trabas al desahucio, es decir, favorece a los okupas. También está la mirada puesta en las viviendas en herencia. Ese es otro terreno que quieren controlar: las herencias. Las quieren repartir ellos.

Inspecciones de Hacienda a los autónomos

A los autónomos los tienen fritos fiscalmente. Además de pagar su IRPF, su cuota mensual y su IVA (esto último, si procede, en función de la actividad), le están cayendo inspecciones de Hacienda tumbándoles los gastos desgravables.

El trabajador por cuenta propia paga por partida doble (Renta y la cuota a la Seguridad Social) y luego se le aplica el tipo sobre ingresos correspondiente. Como suele ser alto, le sale a pagar mucho, pero se le permite desgravar los gastos imputables a su actividad, porque son muchos los que el autónomo tiene que pagar de su bolsillo. La furgoneta o coche, la informática, el material… no los paga ninguna empresa: sólo él, de su bolsillo.

Pues hace tiempo que se están escuchando multitud de quejas de estos trabajadores por cuenta propia que denuncian que les están cayendo inspecciones con cargo a los tres ejercicios anteriores y siempre con la misma coletilla: “estos gastos no son desgravables”. Así que a pagar, con intereses y multa. Todo les parece mal a los inspectores: gastos de viaje, comidas, coche, informática… Los autónomos están auténticamente desesperados. Su gran delito: trabajar.

Lo de los planes de pensiones privados es otro atropello descomunal. ¿Por qué han tenido que herirlos de muerte? ¿A quién se ha beneficiado con eso? ¡A nadie! Si les molestaba la falsa deducción fiscal de la que gozaban, pues que la quiten y se deje invertir lo que le dé la gana a quien quiera. Es más: no sólo hay que potenciar el tercer pilar, ¿por qué no crear un cuarto, para que el ciudadano pueda crearse su propia cuenta-pensión?

Y si se les dota de neutralidad fiscal, como debería ser, a cambio, en el momento del rescate, ese dinero debería estar limpio de polvo y paja, ya que tributó en su momento. ¿Cómo es posible que vuelva a computar como rentas?

Un Ejecutivo que atenta contra la propiedad privada

Evidentemente, estamos ante un Ejecutivo que atenta directamente contra la propiedad privada, con la cantinela de que ellos nos van a asegurar los derechos. Históricamente sabemos cómo termina eso. Como Argentina, Cuba, Venezuela, Bolivia y ahora, Chile, Colombia o Perú. Esos países que tanto gustan a nuestra casta política, y a cuyos presidentes recibimos a golpe de Rolls Royce franquista y Cadillacs del ejército, con el boato más alto posible.

No serán ellos los que digan que este tipo de recepciones ya está más que obsoleta. Que, si queremos recibir o visitar a un jefe del estado, los aviones privados, las comitivas de 15 coches y todo lo demás ya no son de recibo.

Como casi siempre digo, no sólo es el PSOE o Podemos: tampoco será el PP quien pretenda un giro radical a esta politocracia, salvo epifenómenos como Isabel Díaz Ayuso. Veremos como acaba la presidenta de Madrid, porque tiene enemigos por todas partes, empezando por Génova.

Al final, es preciso reconocer que tenemos una sociedad de poca calidad. Después de varias generaciones de clase media y escolarización completa, no somos capaces de supervisar el buen funcionamiento de las instituciones. La corrupción continúa instalada de manera cutre: allí donde hay donde pillar, se pilla. ¿De verdad tenemos casos como Tito Berni en pleno 2023?

Comunismo del siglo XXI

 En definitiva, no hemos sido capaces de decirle a nuestros politicastros que ellos sólo son un gerente de lo nuestro, no unos líderes de nuestros destinos. Ni esa es su función ni esta gente, inválida al 90% para la vida civil, tiene la preparación para ello.

No hemos sido capaces o igual es que mucha gente no quiere decírselo. Por desgracia, mucha gente odia la libertad; adora la dependencia. No quiere lo suyo, prefiere dárselo al Gobierno a cambio de un plato de lentejas. Comunismo del Siglo XXI, que nos llega, en lugar de por la revolución, a golpe de decretazo y fiscalidad asfixiante. El problema no es tanto que se hicieran programas como ‘Gran Hermano’. El problema era que tenían mucha audiencia.

Manuel Lopez Torrents

Periodista económico. Empresas, mercados, inversiones, medios... Un día dije que bajarían el sueldo a los funcionarios o que vendría una amnistía fiscal y me llamaron loco. Quizá por eso siempre admiraré al que me dijo que la banca de inversión americana iba a quebrar mucho antes de que lo hiciera. No era un adivino, sólo miraba sus balances. Me gustan la prosperidad, y la clase media. Escribí tres libros de economía