Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)
Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)
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Beneficios caídos del cielo e impulsados por el propio BCE

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Valga de entrada que me parece irritante el término “beneficios caídos del cielo”, digno de la casta politocrática que no ha trabajado en su vida y que señala con el dedo acusador a quien, de repente, se le ponen las circunstancias de cara. Pero encima, hay un caso en el que son directamente responsables. Me refiero a la banca y sus posibilidades de arbitraje con el dinero que le proporciona el Banco Central Europeo (BCE). Veamos.

Cuando a principios de la pasada década, la crisis de deuda soberana amenazaba con un colapso global del que la sociedad no ha sido nunca consciente, hay que reconocer que los países hicieron lo que había que hacer: dar un paso al frente y cortarlo de raíz. Fueron célebres las palabras de Mario Draghi, por entonces presidente del BCE, amenazando a los especuladores ante la absurda apuesta contra la moneda única: “Haré lo que sea necesario para salvar al Euro y créanme, será suficiente”.

Con esas palabras, comenzó un proceso de compra de deuda pública que expulsó a todos los bajistas del mercado y llevó los tipos al cero o a terreno negativo, algo nunca visto; ni siquiera concebido, y que puso sobre la mesa una pregunta tan abstrusa como “si tengo la hipoteca en negativo, ¿me debe pagar el banco?”. No iba mal tirada, pero la respuesta fue “no”, evidentemente.

El BCE lanzó las famosas líneas de liquidez LTRO (Long Term Refinancing Operation) prácticamente ilimitadas y a tipos de interés del 0,25% o inferiores, para facilitar a los bancos su operativa diaria, pero, además, para impulsar una premisa que se demostró totalmente falsa: impulsar el crédito. Nadie se planteó dinamizar una economía que se iba por el desagüe. Lo que sí hizo el sector financiero, con la banca española a la cabeza, fue tomar todo el dinero prestado que pudo a través de la LTRO y comprar deuda pública.

El banco X pedía 10.000 millones de euros al 0,25% y lo coloraba de inmediato en activos monetarios al 2%-3%. Una vez vencido el activo, devolvía el préstamo y se quedaba el diferencial. Hubo entidades que se apuntaron con esa operativa beneficios limpios de 60, 80, 100 millones de euros… sin conceder un solo crédito.

Soto voce lo reconocían: “estamos aprovechando para fortalecer un poco el margen financiero, ya que estamos tan mal por otro lado”, con la cartera de créditos fallidos deteriorando el balance y el BCE mirándoles con lupa. Aun así, algunos como Popular o Banesto, que se pusieron hasta arriba, acabaron cayendo.

No falta quien criticó aquella medida. Si los bancos obtienen un caudal de liquidez del BCE para comprar deuda y apuntarse la rentabilidad, ¿por qué no un ciudadano? Si el banco emisor le prestara a cada uno 10 millones de euros al 0,25% y comprara Letras o bonos al 2,25%, le quedaría un 2,00%, es decir, 200.000 euritos. Sin hacer absolutamente nada productivo.

Ni que decir tiene que era implanteable que un particular pudiera beneficiarse de aquello. La banca argumentaba que, ya que le estaban apretando con requerimientos de capital más altos en sus momentos más críticos, al menos que se le dejara respirar por ahí.

Hace pocos días se ha sabido que, tras la subida de tipos del BCE; que trae mejoras en la rentabilidad de la deuda pública, el Santander ha comprado de inmediato una cartera de bonos por importe de 6.000 millones de euros. Y lo que te rondaré. No hacerlo sería de tontos. No les quepa duda de que todos los bancos europeos están haciendo lo mismo, en mayor o menor medida.

Pero conviene insistir en que esa medida fue implementada desde el BCE, en connivencia con los demás grandes bancos centrales y los estados de la Eurozona.

Nuestros carísimos burócratas deberían dejarse de tonterías con lo de los beneficios caídos del cielo y ponerles las cosas fáciles a las empresas para que ganen mucho, mucho dinero. Porque con eso dan dividendo, fichan gente, mejoran condiciones laborales. Como seguro que no lo harán es con impuestos inventados.

Manuel Lopez Torrents

Periodista económico. Empresas, mercados, inversiones, medios... Un día dije que bajarían el sueldo a los funcionarios o que vendría una amnistía fiscal y me llamaron loco. Quizá por eso siempre admiraré al que me dijo que la banca de inversión americana iba a quebrar mucho antes de que lo hiciera. No era un adivino, sólo miraba sus balances. Me gustan la prosperidad, y la clase media. Escribí tres libros de economía