En los últimos tiempos, nuestro destino se ha decidido en las alturas de la política y los bancos centrales. Francois Lenoir/European Council / DPA (Foto de ARCHIVO) 24/6/2022 ONLY FOR USE IN SPAIN

Crisis suiza, crisis hipotecaria y crisis de deuda: el BCE decide nuestro futuro las próximas semanas

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Casi nadie fue consciente cómo se decidió el destino de nuestras vidas en noviembre de 2008, cuando la FED y el Tesoro americano decidieron rescatar a la banca en EEUU y evitar que en poco menos de 15 días llegara un colapso financiero total, con falta de liquidez y por tanto corralitos en toda la banca estadounidense. Eso habría llevado a una rotura de la cadena de suministros. En Nueva York, no en Uganda. El apocalipsis. Tampoco tuvo claro casi nadie, a pie de calle, la importancia de las palabras de Mario Draghi en 2012: «Haré lo que sea necesario para salvar al euro«. La crisis de deuda era absoluta y los mercados iban en picado, ante el hecho de que nadie hacía nada por evitarlo. Hasta que salió súper Mario.

Hoy, vuelve a haber muchos de esos ingredientes que exigirán una solución hilada muy fina. Todos ellos, sobre el tapete del Banco Central Europeo (BCE), sin perder de vista a los demás grandes emisores mundiales: la Reserva Federal, el Banco de Japón, el Banco de Inglaterra o el Banco Nacional de Suiza (SNB). Cada uno tiene lo suyo y lo de los demás.

El Credit Suisse parece claro que no va a levantar cabeza, por mucha inyección de liquidez que le prometa el SNB. El área de banca de inversión es un auténtico desastre y la salida de depósitos es un continuo, acelerada por el desplome en Bolsa, en lo que constituye un claro círculo vicioso. Su deterioro de capital va a ser complicado de cuantificar. El año pasado dio un montón de pérdidas y está claro que cuanto más dejen pululando a esa entidad, más grande será el agujero. Sólo parece posible un troceamiento o incluso una nacionalización. Sea lo que sea, el BCE aplaude, como hizo ayer en un comunicado.

UBS ha hecho una oferta, pero en fin… ¿realmente es mucho mejor esa entidad? Lo cierto es que se está llevando gran parte de la fuga de depósitos del Credit Suisse, aunque sus prácticas tampoco es que hayan sido modélicas, ni muy distintas. Viene de operar como un ‘banco suizo’, es decir, amparado en los beneficios de un paraíso fiscal y algunas críticas señalan que está provisionando poco. Seguramente da igual, si el SNB ha decidido que ese va a ser su campeón bancario. (Qué poca simpatía he tenido siempre a la banca suiza y en general al resto de firmas off shore, aunque ese sea mi problema).

Tras la crisis de Lehman, los bancos centrales tuvieron muy claro que el riesgo de las entidades debía recaer sobre los accionistas y bonistas, nunca sobre los depositantes, porque eso les obligaba a salir a la palestra y rescatarlos. Decidieron que una vez y no más. Y, por ejemplo, obligaron a las cajas de ahorros que quedaban (Caixa, Unicaja, Kutxa, Ibercaja…) a convertirse en bancos, salir a Bolsa o al menos transformar su estructura de capital en algo más reconocible. Moderna y ejecutable en caso de necesidad.

Lo malo es que Banco Popular mostró el camino de lo que les ocurre a estas entidades “modernas”: que cuando se la pegan en Bolsa por el motivo que sea, los clientes, alarmados, retiran el dinero. Y entonces, quiebran por liquidez, no por solvencia, por lo que de nuevo les toca a los bancos centrales aparecer y poner orden.

Qué podemos decir de la banca francesa o italiana. Muchas de sus principales compañías han tenido que ser suspendidas por volatilidad la semana pasada en el mercado de valores. La española, no tanto, ya que llevan un ajuste encima terrible y está muy capitalizada, pero muchos clientes están con la mosca detrás de la oreja. Lo bueno es que no está claro dónde llevar el dinero, como sí lo parece en Suiza. ¿Hay alguna entidad o incluso algún mercado más seguro que otro? Diría que no.

 

Las revisiones hipotecarias de este año prometen ser de órdago y colocar el esfuerzo hipotecario en zonas alarmantes. Eduardo Parra / Europa Press 15/3/2023

El siguiente asunto peligroso es la siguiente revisión hipotecaria, que tendrá lugar en gran medida entre finales del primer semestre y principios del segundo. La gente lleva ya una subida relevante, porque les ha tocado como mínimo una. Prácticamente, todo el mundo que tiene una hipoteca a tipo variable ha sufrido un aumento de cuota de varios miles de euros al año y este año volverá a tocar más. El esfuerzo familiar se va a disparar, algo muy preocupante ante la debilidad del empleo y la deflación salarial.

Curiosamente, el Euribor ha frenado su ascenso en estas semanas ante la crisis bancaria, que arrojó algunas dudas sobre la certeza de que el BCE subiera tipos con fuerza. Pues bien, lo ha hecho. El jueves pasado colocó el precio del dinero en el 3,50%, 50 puntos más al alza, lo que confirma que el organismo emisor sigue viendo peligros inflacionistas.

Unos genios estos tipos. Crean la inflación ellos con sus ingentes tiradas de dinero fabricado durante unos 10 años y ahora tiran de ortodoxia para intentar bajarla, encareciéndolo. ¿Caiga quien caiga? De momento, vamos a ver si el Euribor sigue tan tranquilo, porque la inflación no cede así como así. El brote setentero en España costo 20 años reducirlo. Eran otros tiempos, cierto.

Como tercera carga de profunidad, conviene no perder de vista las enormes bolsas de deuda pública en toda Europa. Como estalle de verdad una crisis de desconfianza global sobre la banca, sumado a posibles repuntes de la mora hipotecaria por la subida de tipos, la crisis de deuda soberana está a la vista. Deudas por encima del 100%, inflación y escasísimo crecimiento nos pondrían a tiro de piedra no ya de la recesión, sino de vete a saber qué. Algo mucho peor.

En 2012 no había tenido lugar el Brexit, por lo que ya será muy difícil convencer a los mercados de la invulnerabilidad de la moneda única y, por tanto, de sus estados. En Italia gobierna un partido de ultraderecha, en Francia Le Pen ha rozado el palo un par de ocasiones y cualquier día puede meter el gol por la escuadra, con todo el país pensando en tomar la calle ante los ajustes de un tipo tan melifluo como Macron. El euro como solución es un concepto mucho más débil que hace 10 años. Desde luego, enemigos tiene dentro. Muchos.

España, sin el apoyo del Banco Central Europeo (BCE), no habría sido capaz de salir adelante. Depende de su asistencia. Alexandros Michailidis/EU Counci / DPA (Foto de ARCHIVO) 16/1/2023 ONLY FOR USE IN SPAIN

¿Y en España? El PP y el PSOE son el epítome de la mediocridad, trufada con corrupción en cuanto pillan poder. Cero proyecto sólido de país. Unidas Podemos y todas sus variantes han devenido en locos furiosos que defienden el comunismo sin el menor recato. Tenía razón Monedero cuando dijo que sólo ellos y Aznar han tenido claro lo que quieren. Vox son una jaula de grillos, incapaces de articularse alrededor de un discurso liberal, de clase media y crecimiento. Isabel Díaz-Ayuso es una especie de epifenómeno que va por libre, al que quisieron cargarse desde la propia Génova y si salvó el pellejo fue porque unos cuantos miles de seguidores fueron espontáneamente a defenderla en la puerta del partido. Mucha curiosidad con ella el 28 de mayo. Pero lo único que no tenemos es una posición de firmeza ante nada. Somos un desastre total. Sin posibilidad de defensa.  

Así las cosas, tenemos el escape de gas, los bidones de gasolina y la dinamita, todo en el mismo edificio europeo. Los bancos centrales son los que decidirán si se separa todo ordenadamente, con estanqueidad, para darle el uso adecuado e incluso positivo a las deflagraciones, como hacen los ingenieros para mover montañas y facilitar los pasos de la carretera, o si, como son los dueños de las cerillas, se ponen a encender fósforos para que se vea que sólo ellos encienden y apagan cosas, provocando la gran explosión. Con el consiguiente derrumbe.  

Por cierto, pequeño dato sin importancia: los rescates a la banca y las inyecciones de liquidez, sumadas al enorme intervencionismo de los estados a través del incremento de la presión fiscal, son lo que ha traído el deterioro de la calidad de vida que sufrimos desde hace más de 10 años. Decrecimiento, deflación salarial y enormes deudas públicas son las consecuencias de las decisiones de banqueros centrales y políticos. A ver qué es lo que idean en los próximos meses porque nos va la vida en ello.

Manuel Lopez Torrents

Periodista económico. Empresas, mercados, inversiones, medios... Un día dije que bajarían el sueldo a los funcionarios o que vendría una amnistía fiscal y me llamaron loco. Quizá por eso siempre admiraré al que me dijo que la banca de inversión americana iba a quebrar mucho antes de que lo hiciera. No era un adivino, sólo miraba sus balances. Me gustan la prosperidad, y la clase media. Escribí tres libros de economía