Puede hablarse ya de un auténtico y reciente furor por las Letras del Tesoro y sus rentabilidades del 3% a 12 meses. A las ya conocidas colas en el Banco de España, de las que ya hablamos en Crónica Libre se sucedió el comentario del director general del Tesoro, diciendo que sólo en un día habían visitado la página web en su área de compraventa de valores cinco millones de usuarios. Empezaron el año en 800.000 y eso ya era mucho. La web se ha caído varias veces, claro. Y las gestoras de fondos de inversión están incorporando las Letras a toda pastilla en sus carteras, cuando no registrando a todo correr nuevos fondos de deuda española. Mutua Madrileña ya ha lanzado uno. Vendrán más. Pero, como todo, tiene su lado no tan bueno.
Para empezar, si hay una superdemanda, con peticiones que excedan con mucho el tamaño de la colocación, el Tesoro podrá adjudicar papel a un tipo más bajo del previsto. Bueno para el Estado, malo para para el inversor. Si la anterior subasta fue al 3%, en la siguiente las elevadas peticiones hicieron que se colocara a un rendimiento inferior: el 2,839%. A 6 meses se adjudicaron al 2,693%.
Si hay una crisis de mercado…
Más cosas: La rentabilidad está garantizada por el Estado y se asegura la liquidez de la inversión. Pero esto tiene sus matices. Porque nuestro país no está nada boyante y si hay una crisis de mercado, puede cuestionarse la capacidad de devolución del dinero del Reino de España, que eso es lo que es una bajada de rating: un empeoramiento de la calificación crediticia.
No es descartable, ni mucho menos, que vengan bajadas de rating, ataques a la deuda y entonces, de repente, las Letras podrían convertirse en un activo apestado. Ojo, que esto ha pasado en la anterior década. Con las preferentes, la renta fija privada de bancos y cajas, e incluso con la deuda pública, que fue objeto de ataques especulativos que llevaron la prima de riesgo a más de 400 puntos y la rentabilidad de referencia al 7%.
¿Riesgo al colapso como con las preferentes?
Las Letras pueden cancelarse por anticipado en un mercado secundario muy líquido o, a las malas, pueden ser descontadas en el propio Banco Central Europeo (BCE), aunque al ser a corto plazo, es una contingencia no demasiado frecuente. El riesgo a que haya un colapso como ocurrió con las preferentes, cuando de repente dejó de haber contrapartida compradora (o si la había era a precios mucho más bajos), es prácticamente imposible.
Pero es importante saber que España es una economía soportada por el BCE, que es quien ha comprado toda la deuda pública en los últimos años, hasta hacerse con un 25% de toda. Una auténtica barbaridad. Ahora, Christine Lagarde, presidenta del BCE, dice que la va a vender a un ritmo de unos 15.000 millones de euros mensuales.
La dependencia de España del Banco Central Europeo
Conviene no perder la foto fija de España: un PIB aun inferior a las cotas pre pandemia en términos reales, con una tasa de paro estructural elevada y con un déficit que este año se prevé de otros 50.000 millones. ¿Cómo pretende enjugarlo el Estado? Vía impuestos, pero eso estrangula el crecimiento, por lo que el paro no mejorará, y el gasto seguirá aumentando… un círculo vicioso, que hace obligatorio que el BCE respalde a España, porque de lo contrario, hablamos de un país quebrado.
Suena duro, alarmante, pero con una deuda/PIB del 120%, déficit estructural y sin crecimiento real en 10 años o más, eso es lo que es España: un ente en situación de dependencia del Banco Central Europeo. Cosa que saben de sobra nuestros amigos alemanes u holandeses. Si no estuviera el banco de la Eurozona central detrás y España debiera responder por si sola, sería una debacle. Esa es la clave: Letras, sí gracias, pero porque está el BCE detrás.
El fantasma de la recesión
Y una cosa más: tendremos un primer semestre de subidas de tipos en el mundo. En la Eurozona se prevé que, como mínimo, llegarán al 3,50%, pero el fantasma de la recesión habrá tomado cuerpo por entonces y firmas como JP Morgan dicen que en la segunda parte del ejercicio habrá dos rebajas. ¿Dónde quedarán entonces los tipos? Tal vez el espejismo de la ansiada realidad sea un pequeño oasis en el largo desierto de los tipos al cero.
Difícil verlo. Pero cuidado con la euforia con las Letras, o con cualquier tipo de activos. Es bueno que haya remuneración al ahorro y que el Estado tenga vías para financiarse. Pero el particular que quiera Letras, que dedique sólo una parte de su patrimonio. Por favor, no más aquello de: Tenía todos mis ahorros en Fórum Filatélico y me he quedado sin nada”.
Pero, de momento, con las recientes subidas del BCE -y puede que haya más-, el furor continuará.