Largas colas en el Banco de España. FOTO: Cézaro De Luca / Europa Press (ARCHIVO) 30/6/2021

Colas para comprar Letras del Tesoro, gran señal para que vuelva el crecimiento

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Buenísima imagen la que hemos visto en el telediario o en el diario Expansión: colas de ciudadanos en la calle de Alcalá para acceder al Banco de España con la intención de comprar Letras del Tesoro. Se reverdecen viejos recuerdos: la gente comprando deuda del Estado… Sí, porque desde 2016 hasta mediados del pasado año hubo tipos de interés negativos en la Eurozona. Quien compró toda la deuda pública española (y de otros países como Francia o Italia) fue el Banco Central Europeo (BCE). Íntegramente. Ningún particular lo hizo y, si hubo algún insensato puntual, sabía que iba a perder parte de su inversión.

Así, no es extraño que la deuda sobre PIB se disparara hasta los actuales máximos históricos, porque los déficit se sufragaban con auténtica pólvora del Rey: dinero fabricado por el organismo con sede en Frankfurt que, además, era totalmente gratis, al carecer de interés o incluso tenerlo a favor, en una situación no vista en la historia económica. Que vaya alguien en esa situación a decirle a un gobernante que haga ajustes. ¿Los haría un ciudadano si tuviera una tarjeta Visa ilimitada?

Los excluidos digitales prefieren despachar con una persona

Las colas se han debido a que este país sigue teniendo una proporción elevada de excluidos digitales que siempre preferirá despachar con una persona. La digitalización tiene su miga para ser asumida y, pese a las críticas de meses recientes a los bancos, la Administración es un caso palmario: el acceso a la compra de valores del Tesoro es un galimatías complicado incluso para un nativo digital. Hacen falta certificados digitales y DNI digital, con instrucciones que mandan a “lo ya publicado” en vete a saber qué boletín o qué decreto. E instalar software.

Un mal de nuestros tiempos: este mundo de apps y transaccionalidad llega con una falta enorme de experiencia de cliente recogida y de usabilidad. Por las prisas, claro. Apps, portales o plataformas son irritantemente poco intuitivas. Hay que llegar enseñado a ellas. Desde las plataformas de proveedores a las apps de los puntos de recarga pasando por, evidentemente, Hacienda. O explica alguien esos presuntos avances o sólo gente muy experta es capaz de registrarse e interactuar con ellos.

Se pueden comprar Letras o bonos en la entidad financiera también, pero, entre que cada vez hay menos sucursales y que muchos bancos intentan disuadir al cliente de que compre esa deuda, para que adquiera sus propios productos de red, tampoco es un tema que seduzca mucho al ahorrador. Aparte de que, aunque lo hagan, aplicarán alguna comisión y aunque juren que no al titular, este no se fía del todo.

En definitiva, mucha gente prefiere ir a hacer cola al Banco de España, donde se pueden comprar en ventanilla, cita previa por medio. Como Dios manda. Aunque se monten colas, porque está claro entrar en el supervisor bancario no es como entrar en el Mercadona. (Lo de elevar a categoría una casuística inevitable como es la de la cita previa es lo habitual en medios, por desgracia. Siempre se mira el dedo, no la dirección que señala).

La gente acude en masa a recuperar algo olvidado: rentabilidad para sus ahorros

El motivo de que reaparezca el ahorrador con apetito comprador es que ¡por fin! hay remuneración al ahorro. Lo hemos dicho mil veces y mil más lo haremos otras tantas: uno de los principales pagadores de la crisis de Lehman y del euro ha sido el ahorrador, al que se le hurtó la remuneración. Desapareció por completo el concepto rentabilidad sin riesgo. Ya no había bonos o Letras del Estado con un tipo aceptable, como tampoco había retorno en los depósitos. El que tenía dinero, o lo metía en Bolsa u otras opciones de riesgo, o perdía, porque tenerlo en la cuenta era garantía de ser frito a comisiones. En los últimos años, a los bancos les ha perjudicado tener liquidez en cuenta, sin más. Entre otras cosas, porque no la necesitaba: tenía crédito al cero o en negativo desde el BCE para conceder préstamos. Por primera vez, no necesitaban nuestros depósitos.

Colas de gente en Banco de España en junio de 2021 (Archivo) FOTO: Cézaro De Luca / Europa Press


Ahora, se están adjudicando Letras a 12 meses al 2,983% (vamos, al 3%) y la gente acude en masa a recuperar algo que parecía olvidado: rentabilidad para sus ahorros, sin sustos. Porque los ha habido y mucho. Quien estuviera en Bolsa estos años, fueran las acciones que fueran, ha sufrido con la crisis del euro y luego con el covid-19. Si eran títulos españoles, encima ha tenido que sufrir que hemos sido el único mercado que no recuperaba las cotas prepandemia, cuando los grandes índices internacionales alcanzaban máximos históricos.

Ahorros, planes de pensiones y carteras financieras de grandes aseguradoras

Es muy importante que vuelva la remuneración al capital. No sólo está el dinero de los cuentacorrentistas y pequeños ahorradores a título personal; que ya es, porque son millones. Están las carteras de los fondos de pensiones, particulares y de empresa, que no pueden tomar demasiados riesgos y que han pasado unos años muy malos, debiendo elevar el grado de riesgo de un dinero destinado a la previsión futura de sus partícipes.

Están las carteras financieras de las grandes aseguradoras, que tienen que mantener por exigencias regulatorias mucho dinero líquido como garantía y lo ha tenido invertidos históricamente en activos monetarios y deuda. Las grandes aseguradoras no son esas que nos pintan el coche cuando tenemos un siniestro, sino las que cubren desastres naturales, aseguran grandes inmuebles, aerolíneas… Todos los citados son, a su vez, grandes financiadores del Estado.

Se desinfla el caudal de dinero a las Bolsas

En el lado contrario, se desinfla el caudal de dinero a las Bolsas y las operaciones corporativas, con grandes bolsas de capital levantadas por fondos especuladores, gracias a esos tipos al cero, están cayendo como fruta madura. Tampoco ha sido muy buena idea lanzar proyectos de inversiones alternativas, que buscan rentabilidades en inversiones de cierto riesgo, con retornos del 3% a 12 meses. Y subiendo.

Ahora, habrá que ver qué ocurre en el futuro. Esta semana, en teoría, llegan nuevas subidas del precio del dinero, hasta ese 3% en la Eurozona. Y Christina Lagarde amenazó otra vez con que esto no ha acabado. Hay quien dice que en breve tendremos el 3,50%, lo cual supondría un contratiempo terrible para el Tesoro español, porque se le dispararían los costes financieros. No digamos para los hipotecados, con el Euribor en el 3,5%, máximos desde la pasada década. Sin embargo, ya hay expertos (esta misma semana, Renta 4 o Buy&Hold) que señalan que a finales de año los tipos podrían comenzar a bajar. Así lo proyectan los datos de inflación y la curva de tipos. La verdad, puede pasar de todo. Pero ese 3% a 12 meses es real, hoy.

¿Saben qué significaban los tipos al cero? Que el dinero no tenía valor. Algo que ahoga el crecimiento. No genera nada bueno, aunque pueda ser un remedio paliativo puntual. Por eso es importante que haya colas en el Banco de España para comprar deuda. Nos recuerda a una vieja normalidad, que es necesaria para que vuelva el crecimiento. Será difícil, pero no imposible.

Porque con tipos altos no llega necesariamente el crecimiento, pero sí se da alguna de las condiciones: que el capital tenga valor. Ahora sólo faltarían otras medidas de impulso, como fiscalidad más laxa y optimización del gasto. Sin prisa, pero sin pausa.

Manuel Lopez Torrents

Periodista económico. Empresas, mercados, inversiones, medios... Un día dije que bajarían el sueldo a los funcionarios o que vendría una amnistía fiscal y me llamaron loco. Quizá por eso siempre admiraré al que me dijo que la banca de inversión americana iba a quebrar mucho antes de que lo hiciera. No era un adivino, sólo miraba sus balances. Me gustan la prosperidad, y la clase media. Escribí tres libros de economía