Coche en una estación de carga eléctrica en la Feria de Vehículo. Foto Ricardo Rubio / Europa Press
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Olvídese de tener un coche hoy: las cosas que aún no se saben

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Ya hace unos años que se ha extendido en cierta manera el parque de automóviles de nueva generación y es importante sacar a la luz una serie de conclusiones procedentes de los usuarios, porque no las conoce tanta gente.

Quien tenga un híbrido enchufable (PHEV) será sin duda uno de los más cool del vecindario, porque, además, los modelos son muy chulos. Carísimos todos aunque, para empezar, hay que poner punto de recarga en el domicilio, porque no tiene lógica que el vehículo duerma en la calle. El punto cuesta entre 400 y 2.000 euros. Está subvencionado al 70%, pero de momento se paga y luego se solicita la subvención.

En casa consumirá unos 2.000 kilowatios al año

Quien tenga uno en casa, consumirá unos 2.000 kilowatios al año, equivalentes más o menos 50% del consumo eléctrico medio familiar anual. No es excesivo si se carga en franjas de tarifa barata, pero ahora no parece un buen momento. Puede ser un jaleo instalarlo. Su comunidad de vecinos no puede impedírselo, pero si vive en una grande, con muchas decenas de autos en la cochera y algunas plantas, la instalación puede ser compleja. Y cara, si supone alargar cables muchos metros, atravesar muros…

Además, todavía no ha llegado el momento, pero ¿qué ocurrirá en inmuebles grandes en el momento en que quieran instalar su punto de recarga 40, 50, 60… vecinos? No todas las urbanizaciones podrán acoger decenas de instalaciones particulares que perforan paredes, atraviesan techo técnico, etcétera. Serán precisas obras comunitarias para bajar contadores, adaptadores… lo que acarreará en muchos casos las fastidiosas derramas.

Baterías que permiten ser programadas

Hay baterías como Wallbox que permiten ser programadas, pero el problema es que casi todas las plazas de parking de comunidad están en plazas sótano, sin cobertura, por lo que no parean desde el piso, sobre todo si es alto. La realidad es que los puntos de recarga de los centros comerciales, o están apagados o averiados en muchos casos. Además, en algunos como El Corte Inglés dan menos carga de los 21 amperios recomendados y, además, cortan la electricidad al cabo de determinado tiempo, es decir, no dejan al completo el periodo de 3-4 horas necesario para la carga. Lógico: pagan ellos. Por otro lado, lo normal es que los dueños de los coches no retiren su vehículo del punto, aunque ya no esté cargando, si están en el centro comercial de compras. Lo hacen al irse, por lo que en muchas ocasiones los coches están ocupando plaza de recarga sin recargar.

Por otro lado, hay centros comerciales que no instalan puntos o los apagan porque no están dispuestos a ofrecer la electricidad gratis y todavía no está desarrollada la tecnología de pago. Hay un enorme retraso en esto. Las electrolineras de nuevo cuño permiten aparcar en zonas cercanas a la Puerta del Sol (por ejemplo), pero cuando uno acerca el coche enseguida aparece una operaria a avisarle que “en cuanto termine, tiene que irse”. Son de pago.

Poca autonomía

Los coches enchufables tienen una autonomía corta con su batería, de unos 40-60 kilómetros, a la que hay que restar un 20% más o menos en cuanto se conecta el aire acondicionado o la calefacción. Valen para uso urbano, porque gracias a su etiqueta CERO gozan de acceso total a la ciudad. También, pueden aparcar sin pagar todo el tiempo que quieran (no tienen ni que registrar la matrícula en el parquímetro) y, asimismo, acceso al BUS VAO sin mínimo de pasajeros. Tampoco tienen que pagar impuesto de circulación.

Hablando en claro: dan para ir y volver al trabajo, incluso con un recado en medio que suponga alguna desviación. Si sólo es eso, podrá lograr cientos y cientos de kilómetros de autonomía, porque apenas consumirá gasolina. Pero todo lo que sea más de eso, significará batería agotada y entrará al 100% el motor de combustión.

Es importante que se busquen motores pequeños y eficientes, porque quien pueda afrontar gastarse 60 o 70.000 euros en una marca premium con un motor grande, se encontrará con que, cuando se desconecte la batería, el consumo de gasolina será prácticamente tan alto como los de toda la vida. Recordemos que el precio de los combustibles sigue pivotando sobre los 2,00 euros el litro, a pesar de que la cotización del barril está bastante por debajo de los niveles de hace 10 años: en el momento de escribir esto, a 84 dólares. En enero 2013 estaba a 112, aunque jamás se alcanzaron los actuales precios. Una estafa más a la sociedad.  

Se puede usar para vacaciones, pero seguramente en poblaciones del interior o de la costa habrá pocos puntos de recarga. Pueden recargarse con un enchufe casero, pero tardan mucho y hay que tirar cable, a veces por ventanas, balcones…

En el caso de un híbrido tradicional (EHV), es decir, un coche con batería recargada por el motor y (en mucha menor medida) el frenado, tendrá una etiqueta ECO. El parquímetro subvencionado al 50% y también bonificaciones en el impuesto de circulación, pero no al 100%. Por ciudad van bien, el arranque y la marcha a poco régimen es eléctrica, aunque cada rato cargará del motor. Al contrario de lo habitual, ofrecerá buenos consumos en ciudad. Nunca se moverá con las cifras exageradamente bajas que anuncian los fabricantes, inferiores a los 4 litros a los 100, pero sí bajas. Al contrario, al salir a carretera, si se superan los 100 kilómetros por hora, el coche usará casi únicamente el motor de combustión, por lo que subirá el consumo respecto a ciudad. Si son modelos de tamaño medio o grande, el gasto será amplio.

Punto de recarga eléctrica de la empresa Efimob en la séptima edición de la Feria del Vehículo Eléctrico. Foto : Ricardo Rubio / Europa Press

Los eléctricos son una buena solución urbana, sobre todo los pequeños

Ya se sabe que no tienen demasiada autonomía y si uno se hace con un virguero Tesla, se encontrará con que esos 400 kilómetros de recorrido son mediante conducción híper económica. Es habitual ver en verano por las autopistas españolas a estos vehículos, con prestaciones dignas de los mejores deportivos, circular a velocidad de camión, ya que dos acelerones le reducen de manera drástica la autonomía. Algunos usuarios se han quejado de que solicitando un taxi de esta marca, si pedían un trayecto largo, el deseado por los taxistas, tenía que decirle que no lo aceptaban porque no les daba la carga de la batería. Hacer carretera con un Tesla o similar supone planificar un itinerario de paradas y puntos de recarga previo, o quedarse tirado. Olvidarse de “ya pararemos cuando tengamos ganas”.

Hay también motores diesel mini-híbridos, con una pequeña batería que justifica la etiqueta Eco, aunque a casi todos los efectos funciona como un Tdi. En los últimos años han sido los coches más vendidos, por su escaso consumo y su funcionamiento en carretera, además de su duración. Eran capaces de hacer cientos de miles de kilómetros sin bajar rendimiento, si se les hacía un buen mantenimiento, pero, para desgracia de los usuarios, el gas oil ya está más caro que la gasolina. Es el auténtico apestado por los Gobiernos, por sus emisiones de Nox, a pesar de que emiten menos CO2 que los de gasolina.

También hay motores de gasolina muy eficientes, con tres cilindros o bajo cubicaje que ofrecen gran rendimiento y son muy limpios. Todavía está por ver si dan un gran rendimiento a largo plazo, pero no gozan de excesivos beneplácitos, al ser etiqueta C.

No hay apenas constancia de parque de coches de gas natural

Son una gran solución, ya que son ecológicos, baratos y ofrecen autonomía y rendimiento altos. Además, el repostaje es muy similar al de los de gasolina y no revestiría demasiado problema instalar puntos de gas en las gasolineras. Pero los lobbies son los lobbies y no han proliferado, como también son técnicamente inexistentes los de hidrógeno, tan limpios que sólo emiten vapor de agua. Esta tecnología era testada por la NASA, para la producción de agua en el espacio y una de las que trabajaban con ella (y con la Agencia Europea Espacial) era la difunta Abengoa.

Sin hablar de que a esto se le une la escasez de stock disponible, debido a la crisis del chip, a la tensión internacional, que tiene los precios del crudo presionados al alza y a la política monetaria, que ha disparado los precios de la electricidad y las materias primas. Por cierto, hablando de política monetaria, lograr un crédito al consumo para comprar un coche se ha endurecido con las recientes subidas de tipos. Como le ocurre a los hipotecados.

Parece claro que tener un coche en propiedad es algo que nos ponen al alcance de muy pocos. Da la impresión de que en este mundo de socialismo global que tenemos encima, de sanidad gratis al 120% de deuda y agendas decididas por politicastros que no han dejado la moqueta en su vida, la propiedad va a ser un bien restringido. El coche ya ha dado su primer aviso y los fabricantes lo tienen claro. No son vendedores de coche, sino “operadores de movilidad”.

Manuel Lopez Torrents

Periodista económico. Empresas, mercados, inversiones, medios... Un día dije que bajarían el sueldo a los funcionarios o que vendría una amnistía fiscal y me llamaron loco. Quizá por eso siempre admiraré al que me dijo que la banca de inversión americana iba a quebrar mucho antes de que lo hiciera. No era un adivino, sólo miraba sus balances. Me gustan la prosperidad, y la clase media. Escribí tres libros de economía