Por eso a muchas no nos ha sorprendido, aunque sí indignado, que Yolanda Díaz elija como asesora y portavoz de Feminismo, igualdad y derechos y libertades LGTBI a una persona que lleva seis o siete años diciendo que es mujer. Una nueva vuelta de tuerca hacia las feministas, que ya creían que Irene Montero y su segunda, Ángela Rodríguez “Pam” eran el nivel más bajo al que se podía llegar agraviando a las mujeres, y que solo se podía superar cavando.
Yolanda Díaz lo ha conseguido. Como buena telepredicadora que es, Díaz tiene que ampliar su feligresía y pescar en todos los caladeros y ha creído que incluir a una persona a quien alguien considera “un referente intelectual” puede ser una manera eficaz de ampliar el número de adeptos.
Hablando en plata, Yolanda Díaz puede ser buena como ministra de Trabajo, pero no tiene ni idea de feminismo y lo que esta elección representa para las mujeres feministas en este país; un personaje que apenas tiene 23 años y lleva siete “siendo” mujer no tiene suficientes credenciales como para ser una autoridad en feminismo. Que lo sea en los aspectos LGTBIQA+ se entiende más, pero que sea la abanderada de la Agenda Feminista es algo que ni siquiera las muy fieles socialistas, como Soledad Murillo o podemitas, como Beatriz Gimeno, acaban de entender, y ambas se han mostrado sorprendidas en Twitter.
Si Elizabeth Duval no fuese trans, que es la razón por la que le rinden pleitesía el mundo de la cultura, la academia y los medios de comunicación ¿cuáles son las reflexiones teóricas o argumentales que este filósofe ha aportado a la teoría y práctica feminista? ¿Quién entre las feministas la considera representativa del feminismo y del movimiento? ¿Qué posturas mantiene sobre la prostitución, los vientres de alquiler, la pornografía, la violencia contra las mujeres?
Porque la verdad es que yo salvo oírla hablar de transgenerismo, y de que quería hacer una lista con nombres de políticos, periodistas o profesores que diseminaran discurso de odio contra las personas trans, no le he escuchado una palabra sobre el modelo de sociedad que propugna. Como el perfecto monaguillo que necesita la Suma Sacerdotisa, ambas han acompasado su discurso para pedir un “feminismo abierto, dialogante e integrador”, ese que Pedro Sánchez reclama para que sus amigos de entre 40 y 50 años no se sientan incómodos.
Podemos preguntarnos ¿qué persigue Yolanda Díaz con este nombramiento? ¿Acabar de indignar a las feministas para que decidan aprender a fabricar cócteles Molotov? ¿Qué se vote al PSOE directamente dejando que el submarino de Sumar se hunda en las profundidades abisales? ¿Que se vote al PP en masa para que no tenga que depender de la ultraderecha? Y más torticera aún: ¿es consciente Yolanda Díaz de que cada vez que hace o dice algo 50 o más votos se van directamente a Vox?
No creemos que sea tan ignorante que desconozca que las mujeres somos el 51% de la población, que muchas somos feministas indignadas a las que ya no nos va a hacer creer que llueve cuando se nos mean encima. Y que su feligresía no llega, tirando mucho, al 14% de la población juntando todas las letras del abecedario al que Elizabeth Duval dice representar.
Una cosa tiene que quedar clara: muchas no vamos a votar a formaciones que no tengan la Agenda Feminista como prioridad. Y si hace falta haremos campaña por el voto nulo como forma de mostrar nuestra indignación. Que no nos echen la culpa si gana la derecha. Ya reconocimos que matamos a Manolete (Crónica Libre, 8 junio 2023) ) y no estamos dispuestas a cargar con más muertos.
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