La formación política que ella fundó, el Partido Feminista, fue expulsada de Izquierda Unida por mostrar su oposición al alineamiento que esta coalición demostró con la conocida como Ley Trans aprobada el pasado mes de febrero. En las próximas elecciones municipales y autonómicas, ella será la candidata por el Partido Feminista de España a la alcaldía de Madrid. También ha logrado conformar una candidatura en Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria).
Tendría que ser el momento, claro que sí. Estamos viviendo una situación muy confusa, de mucha incertidumbre y mucho desánimo. Está ocultada por los grandes poderes que nos lanzan discursos tranquilizadores todos los días, pero los acontecimientos mundiales están ahí. Tenemos otra vez guerra en Europa, que ya es decir, y se nos han caído encima todas las consecuencias de la pandemia. Además, estamos sufriendo una gran inflación y el propósito, que no sabemos si será cierto o no, de las grandes potencias, quizá, de meterse en una Tercera Guerra Mundial. Y la sociedad española no responde, no es la francesa. Tengo que pensar que la culpa es la herencia fascista, claro.
–Tenemos que levantarnos y construir desde las ruinas porque, en realidad, la izquierda está en ruinas. Yo veo, porque lo observo y trabajo con ellos todos los días, que los grupitos diseminados de izquierda no tienen ni un proyecto, ni una solidez, ni la consistencia que tenían que tener para llevar adelante un proyecto de izquierdas.
El posmodernismo lo único que ha hecho es meternos en una especie de performance continua y así hemos cambiado el lenguaje, la manera de hacer, de organizarnos, se han diluido en cuatrocientos grupitos minúsculos, se pelean unos con otros y, además, no se sabe por qué excepto porque cada uno cree que tiene la fórmula para ganar. Y ganar, la izquierda, no va a ganar y eso tenemos que asumirlo. Pero, lo que sí tiene es que luchar con coherencia y un objetivo claro, un programa definido. Con tenacidad, fuerza y valor.
El Partido Feminista tiene que ser vanguardia de la reconstrucción de la izquierda porque incluye lo que otros partidos no tienen, el feminismo. De todos los programas que se presentan en Madrid, no hay ninguno feminista.
– No soy optimista ni soy triunfalista. En este momento, no diré que el balance es negativo porque hemos avanzado y hemos conseguido diversos progresos pero hay una involución evidente. Realmente, tomando en cuenta las condiciones económicas, sociales y políticas desde el año 85, cuando se aprueba la Ley del Aborto, no hemos avanzado nada.
Todo lo que ha venido después, han sido brindis al sol. La Ley de Igualdad no sirve para nada. Algunas personas dicen que ahora, cuando despiden del trabajo a una mujer por estar embarazada, se puede reclamar.
La Ley de Contratos de Trabajo en 1944, que es la que yo estudié cuando termine la carrera en el año 60 y estuve trabajando veinticinco años de abogada laboralista, ya lo prohibía. Que en el año 2011 se apruebe la Ley de Igualdad como un gran avance cuando se están reproduciendo algunas de las ventajas de la ley franquista es una tomadura de pelo.
Tenemos aprobada ya una Ley Trans, está en proyecto legalizar la prostitución, se permite en nuestro país la inscripción de bebés nacidos de vientres de alquiler y contra la pornografía no se está haciendo nada. Todo esto es un retroceso rapidísimo que se nos viene encima como un tsunami. Nunca antes se había contemplado legalizar la prostitución y, ahora, se habla de trabajo sexual. Esto es monstruoso y asombroso al igual que fabricar niños en las barrigas de mujeres pobres.
No, tampoco podemos decir eso. Lo que sí podemos decir es que es una perversión del pensamiento y del lenguaje. Esto está influido y dirigido por el poder capitalista. Al Che [Guevara] lo convirtieron en una camiseta, no lo olvidemos. Cuando las luchas sociales tienen cierto éxito, no toman el poder porque el poder es otra cosa. Lenin decía que, excepto el poder, todo lo demás es mera ilusión y esto es lo que le pasa a los movimientos sociales. Y hablo en plural porque ¿dónde están los sindicatos en España o el movimiento estudiantil?
En este momento, es una mera ilusión creer que los movimientos sociales en España avanzan o consiguen cosas porque, al mismo tiempo, el capitalismo sabe absorberlo todo y los partidos de derecha, semiderecha, centroderecha y todo ese conglomerado utilizan también la palabra feminismo. Han visto que hay mujeres que se mueven, hay que contentarlas y ser modernos pero eso no significa que sean feministas.
No. Desde el año pasado hemos mantenido contactos con algunos grupos de izquierdas para intentar conseguir una alianza o una coalición y hacer algo todos juntos. No ha sido posible a pesar de que algunos de ellos caminaban por los senderos comunistas. Para ellos, la mujer no existe, no aparece en sus programas y hemos tenido grandes debates hasta que yo dije que no estaría en ninguna alianza o coalición que no se llame feminista.
Me contestaron que habría que pensarlo y someterlo a referéndum entre la militancia. También nos hemos encontrado con la dificultad de que las mujeres feministas que trabajan activamente en este campo no se presentan a elecciones porque consideran que el feminismo es apartidista.
Aquello fue un bluf. Recuerdo que después de las grandes concentraciones tuvimos una reunión con Izquierda Unida para realizar una valoración y estaban exultantes de júbilo por una manifestación. ¡Una manifestación! Puede durar dos horas o cuatro horas, pero se acaba. No estamos hablando de las grandes movilizaciones en Francia, de la Primavera Árabe o de Perú en las que, realmente, se puede ver que una sociedad se mueve. En aquella reunión con Izquierda Unida rebajé las expectativas y les dije que mantenían una posición triunfalista porque al día siguiente, el día 9 de marzo, todo seguía igual.
Coincidimos con todas las feministas en los cinco ejes pero llevamos muchas más propuestas porque nosotras somos un partido político y tenemos un programa estudiado, organizado y trabajado desde hace muchos años. Mi formación –yo vengo del Partido Comunista- y la del resto de compañeras es marxista por eso hemos hecho un análisis político, económico y social de la situación que hay bajo el dominio absoluto del capitalismo que ahora llaman neoliberal pero que es, simplemente, liberal.
El capitalismo, de momento, ha derrotado al mundo entero. No hay nada más que ver lo que está ocurriendo en Afganistán aunque a nadie le importe. El proyecto del Partido Feminista es, en primer lugar, restituir las categorías marxianas y ver en qué momento estamos de la lucha de clases.
No olvidemos que la mujer es la clase más explotada del mundo. Nosotras producimos a todos los seres humanos del planeta, los parimos y los cuidamos gratis. Y, además, no se reconoce esta tarea a pesar de ser la más importante. Los discursos de la derecha, sobre todo los religiosos, han transformado un trabajo penosísimo en un placer, en una delicia, ensalzan la maternidad como un deseo de las mujeres de reproducirse. Pero, a la vez, estamos viendo que, cuando los anticonceptivos se han legalizado en occidente y el derecho al aborto se ha materializado en leyes en muchos países, las mujeres no tienen hijos. Tenemos un problema de natalidad en España enorme, pero eso no lo explican.
Hacemos un llamamiento a la clase trabajadora a la que se está explotando de una manera inicua con el capitalismo liberal. Además, ahora tenemos este montaje de Yolanda Díaz con Sumar que vende muy bien la subida de once euros del salario mínimo y cuatro cositas más que hace la socialdemocracia habitualmente, aunque cada vez hace menos. Se nos avecina una crisis económica terrible, que ya tenemos encima, y de la que la ciudadanía española despertará cuando se haya quedado sin casa, sin trabajo, cuando los comestibles sean inasequibles y no puedan pagar la calefacción. Y, entonces, ya no habrá nadie para defendernos. Nuestro proyecto no se detiene en las pequeñas demandas, es un proyecto global.
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