Hoy, el mayor fabricante de aglomerado de cuarzo de España y uno de los mayores del mundo, el grupo Cosentino, ha asumido su responsabilidad por la enfermedad de cinco operarios de un taller de Vigo. El juicio de la silicosis ha concluido en su primer día con el acuerdo de conformidad ratificado por las partes en el juzgado número dos de lo Penal de Vigo. Se establecen penas de prisión y el pago de indemnizaciones por un total de 1.100.000 euros a los cinco afectados por esta grave enfermedad de origen laboral, incapacitante y mortal. La multinacional almeriense que fabrica Silestone “ha admitido, por fin, que había cometido un delito al no avisar de los peligros de su producto y esto abre la puerta a varios cientos de afectados para demandar”, señalan fuentes jurídicas del caso.
Paco Torrico, presidente de la Asociación de Perjudicados por Silicosis de Andalucía (APSA), no oculta la satisfacción con la que ha recibido la noticia de que se condena a uno de los dueños de Cosentino, fabricante de aglomerado de cuarzo que se comercializa como Silestone. Esta multinacional ha admitido hoy en el acuerdo de conformidad (por el que el acusado acepta los hechos y las penas para evitar el juicio) que cometió cinco delitos de lesiones graves por imprudencia grave al no informar de los riesgos que suponía la manipulación de su producto. “Este es el principio del fin de Cosentino tal y como lo conocemos”, ha afirmado Torrico a Crónica Libre.
Cosentino, a través del acusado y uno de sus dueños, asume la condena a seis meses y tres días de cárcel y el pago de un total de 1.100.000 euros a los cinco afectados. Lo que supone 400.000 euros más de lo que en principio pedía el fiscal.
El otro acusado, el marmolista, dueño del taller de Vigo que empleaba los cinco afectados, uno de los cuales ya murió, ha aceptado la pena de un año y tres meses de cárcel por los mismos delitos contra los derechos de los trabajadores.
Fuentes jurídicas del caso han reconocido a Crónica Libre que este acuerdo “abre definitivamente la puerta a todos los afectados”. En 2017, hubo una sentencia de la Audiencia Provincial de Bilbao, en el caso de la empresa vizcaína Mármoles Cid en el que la jueza reconocía que había delito y que Cosentino había informado deficientemente sobre los riesgos de manipular el Silestone pero que el caso había prescrito. Ahora, “el CEO de la Cosentino ha admitido su responsabilidad”, destacan las mismas fuentes relacionadas con el caso.
Enfermedad incapacitante y mortal
Ha quedado aceptado así que la manipulación del Silestone fue lo que causó silicosis a los operarios. Respirar el polvo que se produce al cortar y manipular el aglomerado de cuarzo provoca lesiones graves. Las partículas de sílice se alojan en los alveolos pulmonares, de donde son imposibles de eliminar, y provocan fibrosis masiva progresiva y neumotórax (cuando el aire se filtra entre los pulmones y la pared torácica ejerciendo una presión que puede llevar al colapso de los pulmones).
Cuando esto ocurre el único recurso que queda es el trasplante pero en el caso de estos pacientes no tiene buen resultado porque sus órganos respiratorios están tan afectados que se “deshacen” al manipularlos, es como tratar de coser arena.
Esta es una enfermedad de origen laboral que hasta el año 2009 no se había registrado fuera de las minas. Fue por esa fecha cuando aparecieron los primeros casos que tras investigaciones se vio que todos tenían en común que afectaba a trabajadores de un material relativamente reciente, la piedra artificial utilizada en cocinas y baño. Los nuevos pacientes mostraban un desarrollo de la enfermedad que requería una exposición mucho menor.
Si en los mineros aparecía tras dos décadas de exposición al polvo del carbón, en los operarios del aglomerado de cuarzo podía aparecer con solo un año trabajando con este nuevo material. Así los afectados por esta “nueva” silicosis presentan problemas graves desde mucho más jóvenes.
El problema radica en el caso de esa piedra artificial la concentración de sílice es muchísimo mayor que el mármol pero cuando este nuevo compuesto llegó a los talleres no venía con etiquetas advirtieran de su peligro. Se siguió trabajando con las mismas medidas como si se tratase de la piedra natural.
Baile de cifras
“No hay un censo oficial, no se sabe cuántos puede haber y, además, sigue creciendo el número de quienes se afectan. A diferencia del caso del amianto, en el que casi han cesado las exposiciones laborales, el sector del aglomerado está en pleno auge por lo que seguirán creciendo el número de afectados”, explica Alfredo Menéndez, catedrático de historia de la ciencia de la Universidad de Granada. Parte de sus estudios los ha dedicado a las enfermedades laborales y, en especial, a la silicosis y trabaja actualmente por unificar criterios sobre la enfermedad.
«Hay cosas muy extrañas en todo esto. A mí, dos neumólogos del hospital de Montilla me han dicho que ellos llevan 84 casos de silicosis, eso a 31 de diciembre de 2022. Sin embargo, las cifras del Observatorio de Enfermedades Profesionales (Cepross) dependiente del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social dice que en toda la provincia de Córdoba hay 42 casos acumulados desde 2007”, denuncia Paco Torrijo.
Advierte que el número de afectados es enorme y que hay muchos sin diagnosticar. En los dos últimos años el Cerpross ha registrado 150 nuevos casos. “Si eso es lo que admite yo me atrevo a decir que serán más de 300 o 400. Y dentro de Cosentino, de sus plantas, puede haber, según mis cálculos más de 300 afectados. Pero son cálculos míos que puede que se acerquen más a la realidad que lo oficial”.
Lucha desigual
El drama de la silicosis relacionado con la talla y manipulación de aglomerado de cuarzo es complejo. Este compuesto se obtiene de la mezcla de cuarzo con resina de poliéster. Compactado a altas temperaturas, se consigue un material de una gran resistencia y gran variedad de acabados que se usa para hacer encimeras de cocinas y baños. La gran versatilidad de este material y el boom inmobiliario hicieron crecer la empresa familiar almeriense Cosentino como la espuma. Llegó a sacar un anuncio suyo en el intermedio de la Super Bowl (que en su día pudo ascender a 4,4 millones de dólares el minuto) y a tener a la modelo Cindy Crawford como imagen.
De hecho, Cosentino es uno de los mayores fabricantes de este producto del mundo. El grupo, que prepara su inminente salida a bolsa, está presente en más de 40 países y tiene una plantilla total de casi 5.500 personas. En 2021, y tuvo unos ingresos netos de 1.400 millones de euros.
“No sé si es el mejor momento para su salida a bolsa –indica Torrico, que considera que el acuerdo rubricado en Vigo le hace mucho daño a la multinacional que, según él pasa por dificultades. Aunque ya sabía hace unos días que se iba a producir, “no es lo mismo verlo ya conseguido”, ha señalado el presidente de APSA.
Este sindicalista cuenta como no ha podido evitar abrazar a la persona que tenía al lado durante una reunión de trabajo cuando ha recibido la confirmación de la condena. No es para menos, detrás de este acuerdo de conformidad hay una década larga lucha desigual de centenares de afectados por toda España contra el gigante que fabrica el material que les ha enfermado. “Cosentino ha despedido a 700 trabajadores en los últimos tiempos. Lo que está haciendo es trasplantes de pulmón, está tirando a la calle a trabajadores para meter pulmones nuevos”, ironiza amargamente el sindicalista.
Encimeras que cuestan vidas
Asociaciones de todo el país quieren ver esta condena como un hito que abre la puerta a cientos de nuevas demandas. Más prudente se muestra Ismael Aragón, presidente de la Asociación Nacional de Afectados y Enfermos de Silicosis (ANAES). “Me ha dado alegría y un poco de esperanza pero el dinero, si llega, llegará tarde y no soluciona el problema. El dinero servirá para buscarte comodidades en los últimos días”, reflexiona.
Él está afectado por la silicosis, como padre y dos hermanos, su primo fue uno de los primeros fallecidos en Chiclana por este mal. “Mañana tengo un TAC porque me han diagnosticado un neumotórax, así empezó mi primo… –recuerda–. Que muera gente no les importa pero que las encimeras sean de colores”.
Lo que pediría Ismael Aragón es que el dinero se dedicase erradicar la enfermedad y sus causas. “Lo bonito sería que se invirtiera en estudios, en investigación y en la eliminación de un material que tiene miles de enfermos a nivel mundial”.