Azzi Glasser, fundadora de La historia del perfumista. AllieO33 , CC BY-SA 4.0, a través de Wikimedia Commons

La genética detrás de ‘El Perfume’

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Jean-Baptiste Grenouille, protagonista de la novela ‘El Perfume’ de Patrick Süskind tiene un sentido del olfato excepcionalmente agudo y es capaz de percibir los aromas con una precisión y detalle asombrosos. En la novela, se sugiere que el extraordinario sentido del olfato de Grenouille se debe a factores genéticos. Relata que su madre era una mujer sin sentido del olfato, mientras que su padre era un pescador que nunca había olido bien debido a la exposición constante a fuertes olores de pescado.

La percepción del olor comienza cuando las moléculas del aroma se liberan de una sustancia y llegan a nuestra nariz. Estas moléculas se adhieren a los pelos microscópicos en el interior de las fosas nasales. Luego, las células receptoras en la membrana olfatoria ubicada en la parte superior de la cavidad nasal se estimulan y envían señales al bulbo olfatorio en el cerebro.

Los humanos tenemos 400 tipos de receptores olfativos

El bulbo olfatorio es responsable de procesar las señales y enviarlas a otras partes del cerebro para su interpretación. A partir de esta información, el cerebro puede identificar el aroma y asociarlo con recuerdos, emociones y experiencias pasadas.

Como sugiere Patrick Süskind en su novela, la genética influye en la distinta capacidad de las personas para percibir olores. Los humanos tenemos más de 400 tipos de receptores olfativos ubicados en la superficie de las células nerviosas del epitelio olfatorio. Estos receptores pueden ser activados por diferentes moléculas al igual que un único odorante puede activar diferentes receptores olfativos, lo cual aporta gran complejidad al sistema.

¿Por qué cada persona percibe los olores de forma diferente?

Los receptores del sistema olfativo están codificados por un conjunto de genes ubicados en diferentes posiciones del genoma de los cuales se pueden tener varias copias. Ciertas variaciones en estos genes han sido relacionadas con la capacidad de una persona para detectar determinados olores, lo que da lugar a personas con distintos registros olfativos y que un mismo olor no sea percibido por dos personas de la misma manera.


Portada de El Perfume foto: Jean-Antoine Watteau 
, Dominio público, a través de Wikimedia Commons

Es posible que el señor Jean-Baptiste Grenouille tuviera una mutación en el gen MCHR2, el cual se asocia con una mayor sensibilidad al olor a pescado y a otros compuestos con olor fuerte, mutación posiblemente transmitida por su padre.

La presencia de esta mutación puede que le causara esa obsesión de la búsqueda del olor perfecto, ya que una mutación cuya presencia reduce la capacidad del cuerpo para eliminar ciertos compuestos volátiles del sudor y la respiración, lo que hace que los olores sean más persistentes no era la mejor mutación para habitar en un mercado de pescado del París del s. XVIII.

La importancia de los genes OR11H7, OR7D4 y OR5A1

Asimismo, también es posible que el protagonista tuviera una variante del gen OR11H7, el cual codifica un receptor olfatorio que se une a las moléculas de vainillina, un compuesto que se encuentra en la vainilla y que forma parte de la composición de olores que desprende una ciruela.

Brent Leonesio, perfumista, oliedo un secante. Foto: Mrandmrshahn , CC POR 3.0, vía Wikimedia Commons

Esto explicaría como el protagonista, siguiendo ese rastro de olor llegara hasta la rue de Marais, donde encontró a su primera víctima. Existe cierta probabilidad de que los genes OR7D4 y OR5A1 que codifican receptores olfativos que detectan la androstenona, una hormona presente en la sudoración masculina le llevara al asesinato de la prostituta que debía estar impregnada del sudor de sus clientes.

La activación de este receptor está relacionada con la percepción de un olor desagradable en algunas personas, sin embargo, en función de la variante que posea cada individuo, pueden tener una mayor o menor capacidad para detectar este olor.

El olfato puede modificar nuestros hábitos de consumo

Pero los genes olfatorios no solo están relacionados con el sentido del gusto y la modificación de nuestro comportamiento social, sino que pueden llegar a modificar incluso nuestros hábitos de consumo. El hecho de que el cerebro posea la capacidad para asociar aromas con emociones es precisamente el origen del marketing olfativo.

El objetivo del marketing olfativo es crear una identidad única para una marca y transmitir una experiencia de marca positiva a través del olor utilizando fragancias para crear experiencias emocionales y asociaciones positivas con una marca, producto o servicio basándose en la idea de que los olores tienen un gran impacto en el cerebro y pueden influir en las decisiones de compra y en la fidelidad del cliente.

Sin embargo, la genética no es el único factor que influye en la capacidad olfativa de las personas. La exposición repetida a ciertos olores y el entrenamiento pueden mejorar la capacidad de las personas para detectar y distinguir diferentes olores.

Por ejemplo, los expertos en perfumería y catadores de vino a menudo tienen una capacidad olfativa muy desarrollada debido a su experiencia y entrenamiento. Además, la capacidad olfativa también puede estar influenciada por factores externos como la edad, el consumo de alcohol o tabaco y la cantidad de aire que entra en contacto con los receptores olfativos según el tamaño y la forma de la nariz.

Paula Llabata

Licenciada en Biotecnología y doctora en Biomedicina. Inició su carrera investigadora en mejora genética vegetal y biología molecular en Viena, posteriormente centró sus estudios en el área de la genética oncológica trabajando en centros como el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge, la Fundación Josep Carreras (Barcelona), el Dana-Farber Cancer Institute (Boston) y el el Broad Institute of Harvard and MIT. Actualmente trabaja como responsable de I+D en una empresa de diagnóstico genético y es colaboradora de Crónica Libre.