* Conseguir una licencia de televisión en España aunque, según la ley, no pudieras al ser extranjero. Bastaba con poner de testaferros a la ONCE, y a su presidente como presidente también de la cadena. ¡La asociación de ciegos, interesados en poseer una televisión y el presidente de los ciegos como presidente de la televisión de la misma!
* Empobrecer como nunca habíamos conocido en España la parrilla de contenidos de las televisiones, con programas de su cadena Telecinco como Qué me dices, Esta noche cruzamos el Mississipi, Aquí hay tomate, Gran Hermano, Crónicas marcianas o Salsa rosa. Fue el momento cumbre de la cosificación de la mujer en nuestras pantallas, del machismo más casposo reñido con el del franquismo, y del cotilleo y la ordinariez como inspirador de los contenidos televisivos.
* Que si un grupo mediático te critica constantemente y muestra las tropelías de tu gestión (fotos de orgías en Cerdeña) y tu gobierno en Italia, como sucedía con el diario El País, la solución no es pelearte con ellos, es hacerte accionista del grupo y, desde dentro, como propietario, cambiar la línea editorial. Es lo que hizo Mediaset en 2009, fusionarse con Prisa, la empresa de El País. Los informativos de CNN+ se sustituyen por Gran Hermano y el corresponsal del diario en Roma (azote de Berlusconi) es trasladado a París.
* Comprobar que ser dueño de una televisión te permite más control sobre sus contenidos que controlar los contenidos de la televisión pública si eres el primer ministro. En esa época, salta el escándalo de las fiestas con prostitutas menores de edad en la mansión de Berlusconi en Cerdeña. El gran caramelo de un periodismo digno era conseguir en televisión los testimonios de alguna de esas prostitutas, algo que el aparato de Berlusconi tenía como misión impedir. Por supuesto lo consiguieron en las televisiones de Mediaset, pero, después algunos meses, la televisión pública italiana RAI2 logró llevar a una de ellas al estudio. Berlusconi no pudo frenar el valor y la independencia periodística de esa televisión pública.
* Conseguir que su inmunidad como primer ministro italiano impidiera a la justicia española (Baltasar Garzón) juzgarle por fraude fiscal y falsedad en documento público.
* Lograr una magnífica hermandad entre la logia masónica y la mafia, y conseguir que todos los procesos judiciales contra él por complicidad con los segundos terminen sobreseídos por agotamiento de los tiempos judiciales mediante sus infinitos recursos legales. En los archivos judiciales quedaron como hechos probados la contratación de Berlusconi de capos mafiosos y la sentencia firme de colaboración con la mafia de su hombre al frente de Mediaset España.
* Lograr una bonita amistad con el entonces presidente del gobierno español, José María Aznar. Este le abre las puertas políticas a su partido en el Partido Popular Europeo y Berlusconi “empuja” los negocios del yerno de Aznar en Italia.
* Entretener y despistar a los medios cuando la actualidad no le era propicia. Por eso cuando ante una dura cumbre con Ángela Merkel se puso a jugar al escondite con la alemana y logró que esa fuera la noticia en los medios. O en su visita a la región de L’Aquila, devastada por un terremoto faltamente gestionado por su gobierno, se dedicó a piropear a una médica del equipo de rescate, y esa fue la portada periodística
* Por último, que con motivo de su muerte se cite más su amistad con Putin que todo lo anterior.
En conclusión, que no se puede negar que la corrupción política, la zafiedad televisiva y el latrocinio económico, le debe mucho a Silvio Berlusconi.
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