La FIFA da la razón a Jenni Hermoso. No fue un beso consentido. La Comisión Disciplinaria de la Federación Internacional de Fútbol ha tomado la decisión de inhabilitar durante tres años a Luis Rubiales para ejercer cualquier actividad relacionada con el fútbol en el ámbito nacional o internacional. Otra tarjeta roja para Rubiales, mientras que el movimiento #SeAcabó contra el machismo y los abusos en el fútbol femenino sigue ganando encuentros.
«La FIFA reitera su compromiso absoluto de respetar y proteger la integridad de todas las personas, y de velar para que se respeten las normas básicas de la conducta cívica». La Comisión Disciplinaria de la Federación Internacional de Fútbol ha inhabilitado a Luis Rubiales para ejercer cualquier actividad relacionada con el fútbol nacional o internacional durante tres años al considerar que su conducta ha infringido el artículo 13 del Código Disciplinario de la propia FIFA.
Tras los hechos ocurridos en la final del Mundial de fútbol femenino el pasado agosto, en la que España se convirtió en campeona del Mundo, Rubiales había sido suspendido con carácter provisional durante un periodo inicial de 90 días. Ahora, la inhabilitación de tres años es una decisión firme, aunque Rubiales dispone de 10 días para recurrirla.
Beso no consentido
La actitud del entonces máximo mandatario del fútbol español ensombreció el mayor éxito de la selección femenina española de fútbol en toda su historia. Rubiales se agarró los genitales en el palco estando sentado al lado de la infanta Sofía (menor de edad) y durante la entrega de medallas, besó a la jugadora Jennifer Hermoso, momento que recogió la televisión y dio la vuelta al mundo. La actitud e imagen machista del máximo responsable del fútbol nacional provocó un gran debate sobre si el beso fue consentido o no.
La mayoría de la sociedad se puso el lado de Jenni Hermoso, considerando que Rubiales se aprovechó de su posición para besar a la jugadora, lo que generó un gran movimiento social en España y fuera: #SeAcabó. Manifestaciones en las calle y muestras de apoyo de mujeres futbolistas de otros países del mundo dejaron claro que la mayoría estaban de parte de la víctima Hermoso.
«¡No voy a dimitir, no voy a dimitir, no voy a dimitir! repitió el presidente de la Real Federación Española de Fútbol entre aplausos de su claque, que para eso los ha convocado, en la Asamblea Extraordinaria que la RFEF convocó unos días después de que la selección femenina hiciera historia. Contra todo pronóstico, el mandatario se aferraba al cargo asegurando que le pidió permiso a Jenni Hermoso para plantarle un beso: «¿Un piquito?», dijo que le preguntó antes de hacerlo.
En ese encuentro, Rubiales culpó de la situación a lo que él denominó «el falso feminismo, que es la gran lacra de este país». Las feministas le recordaron -en Crónica Libre también lo hicimos- que no hay un falso feminismo, que feminismo sólo hay uno, pero que machistas, desgraciadamente, sigue habiendo muchos.
Rubiales señaló a Irene Montero y a Yolanda Díaz como las culpables de su realidad y el gobierno decidió tomar medidas contra él, lo que acabó convirtiéndose en una la guerra. El gobierno consideró que el comportamiento de Rubiales fue un hecho «muy grave», pero el Tribunal Administrativo del Deporte resolvió que su conducta fue solamente “grave”. El TAD sentenció en contra de los intereses del gobierno. El presidente de la Federación aprovechó la sentencia para acusar al ejecutivo de injerencia gubernamental.
Los movimientos de la Casa Real
La Audiencia Nacional, sin embargo, sí creyó a Jenni Hermoso. El pasado 15 de septiembre, un mes después de su bochornoso comportamiento se decretó una orden de alejamiento de Rubiales a Hermoso. El magistrado de la Audiencia Nacional, Francisco de Jorge, le impuso al expresidente de la RFEF la prohibición de acercarse a menos de 200 metros y comunicarse con Jenni Hermoso durante la instrucción de la causa. El magistrado rechazó obligarle a comparecer quincenalmente ante el juzgado y a embargar de forma preventiva sus bienes.
La Casa Real, también protagonista de la final del Campeonato del Mundo en Sidney, por la presencia de la reina Letizia y la infanta Sofía, también han movido hilos de manera discreta para que estos hechos lamentables no quedaran impunes. Así lo publicó Crónica Libre en exclusiva: El enfado de la Casa Real con Rubiales empezó durante el partido.
Luis Rubiales representaba a España en el palco de autoridades en la final de la Copa del Mundo de Fútbol Femenino cuando se agarró los genitales como muestra de alegría por el triunfo de las nuestras. Lo hizo ante millones de espectadores y junto a la reina Letizia y la Infanta Sofía, menor de edad. La intolerable e impresentable actitud del presidente de la RFEF durante la entrega de medallas fue definitivo. Desde ese mismo día, la Casa Real se ha encargado de mover hilos de manera discreta pero efectiva para que Rubiales no siga representando al fútbol español en el mundo.
