La gente hace cola frente a la sede del Silicon Valley Bank (SVB) en Santa Clara, California, Estados Unidos. :Li Jianguo / Xinhua News / ContactoPhoto
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El desastre bancario global pone en el punto de mira la actuación de los bancos centrales

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Una serie de bancos se está despeñando a ambos lados del Atlántico y la pauta común es el deterioro de sus carteras de bonos. Deterioro que llega debido a las subidas de tipos de interés que abordaron los bancos centrales alrededor del verano, para frenar la inflación. Inflación que habían generado ellos mismos, con sus inyecciones de liquidez y monetización de deuda durante muchos años.

Por hacerlo rápido y comprensible: al otro lado del Atlántico están cayendo Silicon Valley Bank, Signature Bank y Silvergate. Los dos primeros, bancos comerciales (más o menos) al uso. El otro, un critpobanco, que queda algo fuera de la ecuación.

Al este lado del océano, Credit Suisse se hundía un 30% en Bolsa en el momento de escribir esto, lo que se traducía también en fuertes pérdidas para toda la banca española y en la práctica totalidad, europea. Tenían que ser suspendidos temporalmente por volatilidad el francés Societe Generale y los italianos Unicredit y Monte dei Paschi. Lo de los suizos clama al cielo, ya que el año pasado ya hubo serias dudas sobre su viabilidad y cerró el ejercicio 2022 con más de 7.000 millones de pérdidas. Su principal accionista, el banco nacional Saudí, dice que no pondrá más dinero, una vez el Credit Suisse ha reconocido “debilidades materiales” en su balance e inspección. Una dejación de funciones del supervisor importante, que en teoría llevaba más de dos años vigilando la entidad. Una vez más.

La caída del Silicon Valley Bank

Pero las alarmas saltaron hace menos de dos semanas con la caída del Silicon Valley Bank, (SVB), banco californiano constituido en 1983 y decimosexto banco comercial más grande de EE UU. Su balance era algo superior a los 200.000 millones de dólares con 17 sucursales en California y Massachusetts.

Para empezar, la entidad tenía un riesgo de concentración en su base de clientes de pasivo con depósitos de elevado importe. Muchos eran start ups que habían levantado mucho dinero estos años, al calor de los tipos al cero y les habían confiado su liquidez.

Estos bancos no estaban gestionando su cartera de manera tradicional, es decir, equilibrando sus depósitos y préstamos, sino que tenían fuertes carteras de deuda, para generar margen (carry trade) con los intereses que proporcionaban los bonos. Tal como indican desde una entidad financiera, para hacer frente a sus necesidades de liquidez, “SVB procedió a vender parte de la cartera de renta fija disponible para la venta de 21.000 millones de dólares con minusvalías, que generaron unas pérdidas del 9%, lo que suponía la necesidad de ampliar capital para cubrir esas pérdidas”.

Intentaron rescatar 42.000 millones

Al día siguiente, “los depositantes intentaron rescatar 42.000 millones de la entidad y SVB no tuvo capacidad para devolver esta cantidad de depósitos a sus clientes. Falló la gestión del riesgo”. La Reserva Federal ha salido al paso, garantizando a los depositantes hasta 250.000 dólares, pero ha dejado claro que no habrá rescates. Se salva al depositante, pero el riesgo lo corre el accionista y el bonista. Alea jacta est para la entidad. Correrán la misma suerte el Signature y Silvergate.

Una buena práctica, si no fuera porque este caos es imputable a los bancos centrales, que son quienes, con sus prácticas recientes, han generado el actual mundo zombie de estanflación. Ya hemos dicho hasta la saciedad que el Banco Central Europeo (BCE) llegó a tener hasta el 25% de la deuda española en cartera.

Han financiado a España fabricando dinero

Desde 2018-19, ha comprado todos los bonos emitidos por el Tesoro. Ha financiado a España fabricando dinero. Lo mismo en Francia o Italia. Después de varios años, la inflación ha estallado. La solución para este calentamiento de precios que generaron ellos es la subida de tipos agresiva y, antes de que aparezcan los problemas hipotecarios (que se están cociendo a fuego no muy lento) están aflorando como palomitas de maíz deterioros de las carteras de bonos bancarias, que servían, en teoría, para asegurar la solvencia de las entidades.

No tiene un pase que los bancos centrales hayan realizado este proceso sin prever ligeramente las consecuencias. Por cierto, que el BCE esté pidiendo ahora a la banca europea que revise cuánto tienen en balance de bonos del Credit Suisse es cómico por decir algo, cuando este banco llevaba agonizando ni se sabe cuánto tiempo.

Otro apartado interesante es comprobar cómo la banca suiza se ha quedado en poco menos que nada, una vez que perdieron el beneficio del secreto bancario, que les permitía tener todo tipo de fortunas ilegales e ilegítimas en sus cuentas. Han demostrado no sólo ser incapaces de competir en el mercado en condiciones de igualdad, sino de gestionar con cierta ortodoxia.

Resulta penoso ver al Banco Nacional de Suiza (SNB), que con su silencio transmite una incapacidad dolorosa, y que parece suspirar por que el Credit Suisse sea lo suficientemente sistémico en Europa o incluso EE UU como para que lo rescaten, fusionen, o lo que sea. Otros. En breve habrá novedades a este respecto. Nacionalización, liquidación, fusión de emergencia… veremos.

Curioso también ver cómo las criptomonedas están subiendo. Bitcoin y Ehtereum, más del 20% desde la crisis SVB. Parece claro que el dinero virtual está para quedarse. Ya veremos cómo y dónde, pero no es flor de un día.

Por último, resurge de nuevo la ineptitud de nuestra clase política (porque los banqueros centrales son políticos, que no le quepa duda a nadie), que causa enormes quebrantos, se va de rositas e incluso luego se hacen con consejos de estado, honoris causa y otros chollos. La rendición de cuentas al ciudadano es un apartado que pide a gritos una Europa necesitada de regeneración democrática. Por desgracia, somos simples contribuyentes a los que exprimir.

Manuel Lopez Torrents

Periodista económico. Empresas, mercados, inversiones, medios... Un día dije que bajarían el sueldo a los funcionarios o que vendría una amnistía fiscal y me llamaron loco. Quizá por eso siempre admiraré al que me dijo que la banca de inversión americana iba a quebrar mucho antes de que lo hiciera. No era un adivino, sólo miraba sus balances. Me gustan la prosperidad, y la clase media. Escribí tres libros de economía