Crónica Libre descubre en su investigación independiente que el comienzo de la Operación Lezo en la que se detuvo al expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González fue falsificado gracias a la ‘máquina del tiempo’ del fiscal Carlos Yáñez.
La causa Lezo, que acabó con Ignacio González, enemigo declarado de Mariano Rajoy, comenzó con dos denunciantes anónimos que acusaron al expresidente de la Comunidad de Madrid de cobrar por diversos conceptos. En teoría, los dos denunciantes anónimos, que supuestamente no tendrían ninguna vinculación entre ellos, se presentaron en la UCO, (Unidad Central Operativa) de la Guardia Civil por separado en un espacio de 6 meses, uno en octubre de 2015 y el otro, en abril de 2016.
El primero de ellos aportó una cuenta bancaria donde Ignacio González tendría amasado el botín de las comisiones que se ubicaría en el banco Anglo Irish Bank de Suiza. Sin embargo, tras solicitar la Fiscalía una Comisión Rogatoria Internacional sobre dicha cuenta, resulta que la cuenta no existía. Recuerdan eso de “si no tiene cuenta, se la hacemos con el rabo” que decía Villarejo…
¿Y dónde aparecían los datos de la cuenta del denunciante anónimo de una investigación secreta? Pues en los papeles de Villarejo.
Teniendo en cuenta que la probabilidad de que dos personas desconectadas escriban un número (incluido letras) de 22 dígitos iguales es inferior a que te toque la lotería 100 días seguidos, todo parece indicar que denunciante anónimo y Villarejo están obviamente concertados. Recuerdan eso de “todo se solucionará con anónimos” que decía Villarejo… Pues eso.
Pero lo mejor estaba por llegar. Atentos: Ante el fallo del primer intento, aparece un segundo denunciante anónimo, teóricamente desconectado del primero, en la Guardia Civil, que le recibe en declaración. El segundo denunciante anónimo cuenta la misma historia y aporta otra cuenta bancaria de Ignacio González, otra vez en el Anglo Irish Bank de Suiza.
Tras recibir la información, la UCO realiza un informe que envía a la Fiscalía Anticorrupción con esta información el 5 de abril de 2016. Pero resulta que Anticorrupción había solicitado una Comisión Rogatoria sobre ese segundo número de cuenta un mes antes, exactamente el 7 de marzo de 2016 como demuestran las pruebas que ahora ofrece Crónica Libre en exclusiva.
Así que sorpréndanse ustedes, ¿cómo la Fiscalía podía pedir una Comisión Rogatoria sobre una cuenta bancaria que entrega un denunciante anónimo un mes antes de que ese denunciante la entregara? Es algo que simple y llanamente es imposible.
Sigamos tirando del hilo. ¿Y quién era el encargado de la investigación de Lezo que pide las detenciones, la entrada en prisión de Ignacio González y se “traga” la Comisión Rogatoria que parece sacada de la película Regreso al futuro? El fiscal Carlos Yáñez, el mismo que intercambiaba borradores de querella con Villarejo en la causa ZED. Y ya son muchas coincidencias que se solucionan con ‘la máquina del tiempo’ que debe estar en el despacho de Carlos Yáñez, Carmen María García Cerdá o Concepción Nicolas García.
Lo más sorprendente de todo esto es que en los más de siete años transcurridos desde que empezara la causa Lezo, nadie, ni fiscales, ni jueces se hayan molestado en leerse las primeras 50 páginas con detalle. Va a ser verdad otro de los dichos de Villarejo: “Tu escribe lo que sea, que los jueces no se leen los oficios de la policía”.
Hasta para montar una causa hace falta un “falsificador” de trazo fino que cuadre bien los datos y monte una historia creíble. En este caso, un error de este tamaño es imperdonable, pero el daño ya está hecho. Hay decenas de personas investigadas que han perdido sus trabajos, su reputación y su vida. El Canal de Isabel II sufrió la expropiación de su filial de aguas de Barranquilla (Triple A) por un precio irrisorio y en base a unas supuestas malas prácticas que ahora se desmontan. Sólo el valor de esta compañía supera con creces cualquier posible reparación que se pudiera obtener de Lezo.
También se da la casualidad de que la causa Lezo, igual que la de ZED, la instruye el juez García Castellón, que tampoco se ha dado cuenta de este detalle…
