El presidente de Turquía, Reyep Tayyip Erdogan, busca apoyos donde antes tenía enemigos. De esta forma y restando derechos a las mujeres, el líder islamista, pretende afrontar las elecciones generales del próximo 14 de mayo que, de momento le descartan como ganador, según los sondeos.
Tras el terremoto ocurrido el pasado mes de febrero – en el que fallecieron cerca de 50.000 personas- y la ineficacia del Ejecutivo para hacer frente a la crisis desatada en las 11 provincias afectadas por el seísmo, han seguido las inundaciones, provocadas por las lluvias torrenciales que han causado ya casi una veintena de muertos en el sureste del país.
La precariedad de las infraestructuras del Estado, que durante dos décadas han estado bajo la supervisión de Erdogan y a pesar de la ayuda del impuesto del terremoto, que se cobra a los ciudadanos turcos desde el año 1999 se ha puesto de relieve una vez más la desvergonzada trama de corrupción que rodea a al Partido Justicia y Desarrollo (AKP).
Alianzas escandalosas
En vísperas de que se celebren los comicios presidenciales, Erdogan busca apoyos hasta debajo de los escombros. En esta ocasión pretende aliarse con el líder del también partido islamista kurdo Causa Libre (Hüda-Par, con sede en Diyarbakir), cuyo líder Zekeriya Yapicioglu ya ha manifestado su apoyo a la candidatura de Erdogan. Cabe destacar que el Hüda Par no ha presentado candidato en esta legislatura.
No obstante, resulta llamativo que el conservadurismo turco se alíe con un partido que se fundó en el año 2012 (Hüda Par), continuista del legado del ilegalizado de lo que fue el Hezbollah turco y cuyo origen fue el de desafiar la hegemonía del partido prokurdo Paz y Democracia (BDP), predecesor del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) en el sureste del país.
El Hüda Par y el YRP ¿Quiénes son?
Este partido defiende los derechos de los kurdos dentro del Estado de Turquía, los derechos de las mujeres y no se manifiesta como defensores de ninguna religión.
Además, esta formación se presenta ante el mundo como valedora de la autonomía kurda. El grupo extremista kurdo suní surgió en el sureste de Turquía en 1985 y declaró al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) como su archienemigo en los años 90 debido a una cuestión religiosa, el PKK no se considera islamista.
Los miembros del Hüda Par, que también apoyaron la candidatura de Erdogan en el año 2018, son sobre todo conocidos por llevar a cabo asesinatos violentos en el sureste de Turquía durante el punto álgido de los enfrentamientos entre el Estado turco y el PKK.
Pero sobre todo, se hizo famoso por secuestrar a la escritora feminista islamista Konca Kuri? en 1998 y asesinarla tras 38 días de torturas continuas, que fueron grabadas por el grupo.
El cadáver de Kuri? fue hallado en una fosa en el año 2000, tras una operación de las fuerzas de seguridad en la que murió el fundador del grupo kurdo Hezbollah, Hüseyin Velio?lu.
Es por ello, que resulta toda una incoherencia el resultado de esta alianza que, lo que pretende fundamentar en lo más sólido del sureste del país es un islamismo radical y de odio a contra las mujeres, independientemente de la causa política que defiendan ambos partidos.
Una estrategia que el líder de la oposición Kemal Kiliçdaroglu, del Partido Republicano del Pueblo, CHP, aprovechará durante la campaña para desacreditar al actual presidente.
Por su parte, Fatih Erbakan, presidente del Nuevo Partido del Bienestar (Yeniden Refah Partisi, YRP) e hijo el difunto primer ministro Necmettin Erbakan aliado de Erdogan en los inicios de su carrera política y al que considera su mentor, también ha mostrado su apoyo hacia el AKP y no ha presentado candidato a las elecciones.
No obstante, ¿cuánto costarían estas alianzas a una Turquía golpeada por la corrupción, la pérdida de derechos, la falta de apoyo militar y una crisis económica que asfixia a la sociedad turca?
Las mujeres en el punto de mira
En primer lugar, las mujeres serían las más afectadas por el resultado de estas alianzas ya que tanto el Hüda Par como el YRP solicitan a Erdogan que se eliminen artículos de las leyes actuales en Turquía que protegen a la mujer en caso de malos tratos o divorcio.
En concreto es el artículo 6284 para la Protección de la Familia y la Prevención de la Violencia contra la Mujer el que se encuentra, en estos momentos en el tintero de los radicales.
Y es que el YRP, considera la ley «injusta para los hombres«. El partido afirma que, «aunque los cónyuges acepten reconciliarse, los juicios públicos contra los varones continúan y los hombres están expuestos a órdenes de alejamiento más largas».
El partido también se compromete a «limitar los largos periodos de pensión alimenticia obligatoria para los cónyuges varones tras los divorcios». Un retroceso de décadas en cuanto a los derechos de las mujeres se refiere. Una broma de mal gusto.
Además, el partido también se ha opuesto al Convenio de Estambul sobre los derechos de las mujeres, el primer tratado vinculante del mundo para prevenir y combatir la violencia contra las mujeres, del que Turquía se retiró en 2021. Quienes se oponen al convenio se oponen también a los derechos de las personas LGTBI que habitan en la sociedad turca.
La violencia de género es un tema central para Turquía, donde cientos de mujeres mueren cada año a manos de sus cónyuges o familiares y los crímenes por honor siguen estando a la orden del día.
Sin embargo, a pesar de su crueldad, se trata de unas peticiones que, sin duda, Erdogan acepta a cambio que contar con el apoyo de estas formaciones islamistas extraparlamentarias.
Erdogan contra las cuerdas
Y es que, el que ha sido denominado como ‘Sultán de Europa’ se enfrenta a uno de los mayores desafíos de su carrera en dos décadas, ya que la oposición ha pactado una alianza para poner fin a su régimen, de puño de hierro y guante de terciopelo.
En concreto, hasta seis partidos de la oposición han formado la Alianza Nacional, también conocida como ‘la Mesa de los Seis’.
Kemal Kilicdaroglu, líder del CHP, es el lider de las candidaturas para competir contra Erdogan por la presidencia.
