El propio Feijóo lo hizo cuando habló de aquel que “tuvo un mal divorcio”. Es muy preocupante que se hable así de una lacra que cuesta la vida a decenas de mujeres cada año. Atacar el feminismo no es un problema para el Partido Popular. Siempre lo ha hecho. Quizá haya que recordar ahora que todas, absolutamente todas las políticas feministas que se han aprobado en España han sido obra de gobiernos socialistas: la Ley contra la violencia de género, la Ley para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres o las leyes para garantizar la interrupción del embarazo. Todas llevan firma socialista.
Y siempre con el Partido Popular en contra, que no solo ha tratado de impedir que se aprobaran, sino que ha recurrido al Tribunal Constitucional medidas tan básicas y necesarias como la ampliación del derecho al aborto o el matrimonio igualitario, leyes que no van contra nadie, sino que amplían derechos y reconocen nuestra libertad para decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Afortunadamente, perdieron esos recursos y por eso España sigue siendo uno de los países más avanzados en libertades civiles y políticas de igualdad. Y nos sentimos orgullosas como socialistas y como españolas.
Alguien puede decir que es insuficiente y probablemente lo es. Queda un larguísimo camino todavía. Mientras haya mujeres asesinadas por el hecho de ser mujeres, mientras exista brecha salarial y una sola mujer cobre menos que un hombre en el mismo puesto de trabajo, mientras haya desigualdad en las tareas del hogar y el cuidado de las familias, tendremos que seguir peleando. Es posible que avancemos de forma más lenta de lo que a todas nos gustaría, pero una cosa está clara: siempre caminamos hacia adelante. Nunca un paso atrás.
Quizá haya quien piense que volver atrás no es posible. Créanme. Lo es. Pregunten a las mujeres de Polonia, donde el aborto está prohibido de facto por un gobierno ultra. O a las de gran parte de Estados Unidos donde este derecho se niega o se restringe tras la sentencia de un Tribunal Supremo marcado por Donald Trump.
Cuando la derecha habla de derogar el sanchismo, no se refiere solo a eliminar las políticas sociales, a implantar una visión económica que beneficia a la oligarquía o a imponer su modelo territorial. No. Está hablando, por encima de todo, de destruir un modelo de sociedad que no les gusta, que les molesta, un modelo alejado de la familia patriarcal que tanto añoran. Y así como en otras materias mienten o disimulan, en esto son muy claros. No quieren un mundo en el que las mujeres seamos libres para decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Quieren retroceder.
El voto de cada una de nosotras tiene consecuencias prácticas. Sabemos muy bien cómo el PP ha tratado siempre de impedir el avance del feminismo. Lo hacía cuando todavía Vox no le marcaba la agenda. Imaginen ahora de lo que son capaces.
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