Desde antes del inicio oficial de la campaña del 28-M, y en modo machacón durante la del 23-J el objetivo de Feijóo, y prácticamente todo su programa de gobierno, es derogar el sanchismo. Como si el sanchismo fuera una ley. La otra consigna, que ya utilizó hace un par de años Ayuso, es si cabe, un poco más sangrante, o Sánchez o España. Como si Sánchez hubiera nacido en las chimbambas y sus votantes hubieran crecido aquí por generación espontánea. Quizá el manejo de idiomas del presidente le haya confundido al líder de la oposición.
Ni el sanchismo es una ley, ni los votantes del PSOE son marcianos. Lógicamente esto lo sabe Feijóo, o al menos alguno de sus asesores, que, siguiendo la estela de la presidenta de la Comunidad de Madrid, ha optado por la polarización ideológica en un campo ya de por sí abonado a formar bandos. Un precedente trumpista y peligroso del que aún, desconocemos las consecuencias a futuro.
Se abraza el ataque personal, se apela a las vísceras, a la política de taberna, y se obvia el debate de ideas, la confrontación de propuestas y programas, y la puesta sobre la mesa de soluciones. Así que, en definitiva, se anulan las funciones de la corteza prefrontal, esa que nos permite razonar.
El voto en contra es el más fácil de obtener una vez establecido un enemigo común, por eso, cuando al inicio de la semana un sondeo de 40dB publicado por El País, ofrecía mayoría al bloque de derechas, resaltando que su principal preocupación era acabar con el sanchismo, llamaba la atención que muy pocos supieran de qué carajo iba eso del sanchismo. Difícil definir en conceptos una descalificación personal.
Mientras tanto, y como Pedro por su casa, Sánchez aclaró varios puntos en El Intermedio. El primero que tiene sentido del humor y sabe reírse de sí mismo. El segundo, que el Falcon lo compró Aznar, el tercero, que está dispuesto a gobernar con SUMAR, porque él gobierna para avanzar. Y entre otros, pero seguramente el más importante para los coleccionistas de anécdotas, que no lleva tanga, ni boxer, ni nada que se le parezca, que cada cual saque sus conclusiones.
Política útil
Mientras tanto Zapatero volvió a entrar en acción. El expresidente, que se está convirtiendo por méritos propios en el mejor activo de esta campaña, lo dejó claro en una entrevista de TVE. “Pedro Sánchez se ha dedicado más a gobernar que a defenderse, se ha dedicado a crear empleo y a sacarnos de la crisis de la pandemia, sí, se ha dedicado más a España que a defenderse”. Y no es precisamente porque no le hayan atacado, que le han llamado de todo menos guapo.
El políticamente difunto Pablo Casado llegó a acusarle de okupa, traidor e ilegítimo, otro concepto que ha ido calando en buena parte del electorado sin un mínimo atisbo de realidad. Pedro Sánchez repitió elecciones y tuvo que estrenar el primer gobierno de coalición de la democracia, y eso conlleva pactar. Será incómodo, pero no es ilegítimo.
Feijóo sigue la estela del difunto políticamente, Pablo Casado
Feijóo incide en la idea a su manera, y califica de ilegítimas sus políticas. ¿Por qué? Pasapalabra. Realmente porque no tenemos cultura de pactos, pero después de esta legislatura y de la formación de gobiernos en ayuntamientos y comunidades, nos ha quedado claro que hay que pactar, o con el retroceso, o con el progreso.
ZP continúa su alegato, en tono cada vez más rotundo. “Ahora toca que le defendamos los que creemos en esta España, los que creemos en la igualdad y en la gestión. Porque han ido a intentar atacarle en todo lo que sea el terreno personal porque tiene un gran balance de gestión, y España está en un rumbo muy positivo, económicamente, socialmente, de modernidad, de mejora de la productividad, de creación de empleo como nunca, de credibilidad internacional”.
Quizá por ello Feijoo, se haya mostrado reacio a debatir, porque no tiene una lista de logros que exhibir, solo una consigna: derogar el sanchismo. “Pero, ¿Qué es eso de derogar el sanchismo? – continúa Zapatero- ¿Qué? ¿Derogar la subida del Salario mínimo interprofesional, la mejora de las pensiones, los empleos que se han creado, las leyes en favor de la igualdad, la consecución de los fondos europeos, los avances en competitividad de nuestra economía? ¿Qué es eso? Es una auténtica burbuja falsa creada con insidias y mentiras. Y hay que desmontar esta burbuja”.
Sin duda se quedó a gusto, pero sospecho que habrá más. Y con su discurso en favor de la política útil y de las mujeres marca una vez más el ritmo de la música preelectoral.
El verso libre
El 23-J 18 millones de mujeres están convocadas a votar, y la política de alianzas PP-VOX ha dejado claro cuál es el objetivo de los nostálgicos de Franco. En Baleares se han cubierto de gloria con perlas como estas: «Las mujeres somos más beligerantes porque no tenemos pene» o «la violencia machista no existe«. Con estos mimbres tendrá Feijoo que hacer el cesto.
Si es que las órdenes de Génova llegan por igual a todos los territorios. Porque ha sido precisamente una mujer, la que ha plantado cara a gobernar con VOX. María Guardiola, candidata a presidenta Extremadura, ha ejercido de verso libre, y ha dejado claro que no piensa dejar entrar en su gobierno a una formación excluyente que niega la violencia machista y despliega una lona gigante tirando a la basura a la España que no les gusta. Entre otros, al colectivo LGTBI.
Pero es que claro, esta España también existe. Y ¿Qué piensan hacer con ella? ¿Derogarla?